Falsarius Chef nos demuestra que no hacen falta unos ingredientes caros, unas recetas sofisticadas ni preparaciones muy elaboradas para obtener platos muy apreciados. Falsarius es la contracultura gastronómica. El esperpento hecho receta. La habilidad elevada a la categoría dietética. La apoteosis del congelado. La conserva como reina de la cocina. El apogeo de la lata como elemento a tener en cuenta para aderezar los platos.
Las propuestas de Falsarius constituyen una mezcla a caballo entre las recetas que nos encontramos en los dorsos de muchos productos alimenticios, platos para solteros, las recomendaciones de la abuela y aquella cocina de urgencias o “como me las maravillaría yo”, día de fiesta con la nevera a la mitad y se me cuelan invitados imprevistos. En muchos lugares de España me han comentado el cómo se inventó la sopa “de cojones”.
Nos intentan colar como improvisación un plato que requiere una elaboración y unos ingredientes. Posiblemente y de forma primigenia lo fue, pero después, no, porque se prepara de forma concienzuda.
En Cocina para impostores, Falsarius nos describe sus astutas recetas en las que usa congelados, latas y conservas. En el libro explica cómo hacer platos sencillos que parecen muy elaborados con rapidez y con los ingredientes comprados en el supermercado de la esquina. Se trata de un fogón sin complejos que quiere desenmascarar no al buen cocinero, sino a todos los embaucadores que se hacen pasar por tales y que nos venden como el sursum corda algo deleznable y carente de importancia. Los deconstructores, los chef que cocinan con nitrógeno, los que venden platos hechos de humo, aire o nubes han encontrado su talón de Aquiles, con Falsarius sus sueños se llenarán de pesadillas.
Hasta pronto gadiritanos.
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