Romero y el tiempo perdido

Publicado: 18/05/2013
Hoy en día resulta patético verlo intentando sacar la cabeza en las fotos de grupo.
Cuando tuve la ocasión de entrevistar a la portavoz de la plantilla de trabajadores del Hospital San Carlos, Mercedes Morales, saqué una conclusión que me tranquilizó sobremanera, independientemente de que las cosas terminen bien o mal. De hecho, en el momento en el que la entrevisté las cosas iban tan mal que nadie daba un  céntimo de euro porque se sentaran a hablar las partes, lo que ahora sí hacen, también independientemente de que terminen entendiéndose.

Fue al hablar de los políticos, del papel que desempeñaban en las reuniones que mantenían con ellos buscando apoyos para lo que luego fue una manifestación casi histórica a pesar de que los políticos, lejos de unir fuerzas, siguieron utilizando el problema del hospital para lo mismo que el resto de problemas, para liarlo todo lo posible y luego apuntarse a desliarlo.O sea, que poco hicieron por el éxito de la manifestación y lo que esa manifestación provocara después.

Mercedes Morales reconoció que los políticos son como son -obviamente lo dijo con educación y cordura- pero que ahora los necesitaban como necesitaban al resto de la población de San Fernando.Pero reconocía que se iban a aprovechar de ellos, de los trabajadores, aunque el juego es el que era y ella o la plantilla de San Carlos no habían puesto las reglas. Simplemente, las asumían.

Me tranquilizó porque quise creer que se trata de gente lo suficientemente inteligente -los trabajadores del hospital, no los políticos- para comprender que la presencia cada miércoles -no sé si todos, pero sí de muchos- de ciertos políticos que deberían estar atendiendo los muchos problemas que son incapaces de solucionar, como es el caso de la bochornosa situación de la limpieza en la ciudad, es sólo un mal menor, por mucho que a muchos les dé vergüenza ajena comprobar hasta dónde es capaz de llegar una persona por conseguir seguir viviendo de lo que vive ahora. O sea, de hacerse fotos con quien sea y por lo que sea por el módico precio de 50.000 euros al mes.

Yo les voy a decir qué es lo que pienso del elemento en cuestión, poniendo por delante el término político como se pone el presunto en las crónicas de sucesos.

Personalmente, Francisco Romero me cae bien e incluso siempre he creído con el  corazón en la mano que pudo ser un buen político si no hubiera estado destinado en los gobiernos del PA a embestir a todo lo que se ponía por delante, lo que acabó quemando ante la opinión pública a un hombre de talante y de ideas que nunca le dejaron poner en práctica porque nunca se atrevió a dejar de ser un segundón.

Hoy en día resulta patético verlo intentando sacar la cabeza en las fotos de grupo y como no lo dejan sacar la cabeza ni él  impone la fuerza que tiene, deambulando solo por la ciudad retratándose ante todo lo que se mueve. Lo mismo en el hospital que ante una valla que ni siquiera ha puesto el Ayuntamiento.

© Copyright 2024 Andalucía Información