Benalup no es sólo un nombre, es historia viva… sus calles rebozan de aquellos recuerdos que un día la marcaron para siempre. Sus ‘Sucesos’ quedarán en las mentes de sus habitantes, pero hoy seguiremos introduciéndonos en un lugar donde la luz se confunde con la cal y los sueños con la realidad. Sigamos… los años 30 nos esperan.
--¿Serías capaz de evadirte por un momento a otra época?
-Es un poco difícil pensar en lo que estás diciendo.
-Sí, puede ser… pero no imposible, ¿verdad?
-Sí. Eso sí. Pero, ¿dónde vamos?
-No seas impaciente, y disfruta del paseo.
-Está muy lejos.
-No. Es todo un privilegio pisar el suelo que pisamos, y viendo lo que vemos, ¿recuerdas lo que hablábamos sobre Medina Sidonia?
-Sí, sus calles, sus casas…
-Todo era recuerdo de unas épocas pasadas, ¿recuerdas la calzada?
-Cómo voy a olvidar… desde Medina hasta Roma…
-Las raíces… todo se va construyendo sobre unas simientes. Dicen que éste es un ‘joven municipio’, podemos decir que sí, pero, con un gran bagaje a sus espaldas ¿Quieres ver historia de una forma diferente?
-Claro… aunque, no sé bien que quieres decir con ello.
-Pues entra.
-¿Dónde estamos?
-Utopía.
-¿Utopía?
-Sí.
-¿Es un bar?
-Es más que eso. Observa cada detalle…
-Es un teatro…
-Hay más. Ven. Vamos al museo. Como muchos han apuntado “Es una ciudad dentro de la ciudad”. Es un recuerdo, un alegato a los años 30, en pleno centro del Parque Natural de Los Alcornocales.
-¿Por qué los 30?
-Estos años son de suma importancia, sobre todo en España: en 1933 fueron los Sucesos de Casas Viejas, en 1936 estalla la Guerra Civil,… hechos que quedan enmarcados en un periodo que abarca la Segunda República Española. Pero más que eso, este pequeño paraíso, conocido como ‘La Fonda’, es un espacio donde actúan los cinco sentidos: visualmente te invade, auditivamente te llena y te envuelve con sus actuaciones, olfato y gusto se unen para ofrecer el sabor de la degustación culinaria, y tacto… puedes comprobar por ti mismo, que estás en otra época sin salir de aquí. Te puede incluso trasladar a un cabaret o a sentirte bohemio y soñador en una cafetería del París de los años 30.
-¿Qué es esto?
-Es un gramófono.
-¿Un qué?
-Se trata de un sistema de grabación y reproducción que utilizaba un disco plano. Son los principios de los sistemas musicales ¿Te das cuenta cómo evoluciona la tecnología con el paso del tiempo?
-Sí, es extraordinario.
-Ven, subamos… nos podríamos llevar horas y horas, observando y deleitándonos con este viaje en el tiempo. Documentos y piezas originales, que nos sirven de crónica de unos años, que en España se proclama la II República, y el mundo pasa de unos felices años veinte, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
-Vaya…
-¿Te está gustando este paseo a un pasado tan reciente?
-¡Sí! Mucho. ¿Te puedo preguntar algo?
-Sí, claro.
-¿Qué significa ‘Utopía’?
-Es una pregunta difícil. Este término fue utilizado por Tomás Moro en el siglo XVI, para dar título a su obra ‘Utopía’.
-¿Tomás Moro estuvo en Benalup?
-No, no. Pero posiblemente pensaron en él, y en muchos otros personajes, cuando le dieron el nombre. Si te das cuenta, todo lo que hemos visto es un ideal, una ciudad idealizada con trozos de historia recopilada en un edificio. Hoy el concepto ha adquirido una fuerte connotación de perfección optimista, idealista e imposible, y quizás todo ello, se refleje aquí. Vamos.
-¿A dónde iremos ahora?
-A caminar un poco. Andar por andar y disfrutar de esta luz, ¿no te apetece?
-Sí, mucho.
-Nos vamos a introducir de lleno en el corazón de este pueblo, nos perderemos, y así descubriremos por nosotros mismos su encanto.
-Llegamos a la Plaza del Socorro…
-No, a La Alameda.
-¿Cómo?
-No te preocupes, llevas razón. Sólo quería decirte, que esta plaza recibe ambos nombres. Es conocida popularmente con el segundo, y es aquí donde los altos cargos del pueblo se fueron construyendo sus viviendas a partir del siglo XIX…Desde entonces, la vida de este pueblo gira en torno a ella. Te irás dando cuenta de ello por ti mismo.
-Sus calles son estrechas y ondulantes…
-Sí, pero no debemos olvidar que su urbanismo se forjó hacia finales del siglo XIX y principios del XX, aunque esas características respondan a semejanzas con cualquier entramado medieval, cercano a los islámicos. Hay que tener en cuenta que podemos dividir este pueblo en tres partes: antigua y reciente, conocidos como barrios, y una tercera que corresponde al crecimiento de la población actual.
-¿Y cómo se diferencia eso?
-Debido a la configuración de sus calles, queda plasmado en el plano; así es fácil vislumbrar una parte de otras.
-¿Y todo el pueblo tiene esas pendientes?
-No. Fíjate, que aquí, esta plaza, se configura sobre una pequeña explanada, convirtiéndose en centro neurálgico del pueblo. Si callejeamos un poco, llegaremos al casco antiguo.
-La irregularidad de sus calles parece planificada.
-Pues, justamente es lo contrario. La explicación de sus características, es decir, de su ‘aparente desorden’ está en la propia evolución histórica. No quiere decir esto, que no hubiera, en ciertos casos, una planificación. Eso nos hace ver como, en el propio crecimiento de una ciudad, está la historia de la misma. Es la magia del urbanismo, define un territorio. Y en este caso, nos indica la azarosa vida de Benalup.
-Un pueblo tan pequeño…
-¿Pequeño? Te equivocas. Para el visitante, para nosotros en este caso, puede transmitir esa sensación de recogimiento, pero conforme vamos callejeando, abriéndonos paso entre sus arterias, te das cuenta, que dónde parecía que ibas a encontrar el fin, continua el desarrollo de otra época vivida. Ahora, va siendo hora de descansar, ¿no crees?
-No.
-¿No?
-No… quiero ver las fuentes, y el Museo Casa de las Cúpulas, y la Iglesia de la Virgen de Fátima, y…
-Todo ello lo veremos, y llegaremos a la Torre de la Morita y si es posible, al famoso Tajo de las Figuras. No tenemos prisa en nuestro viaje. Pero ahora, vamos a disfrutar de las exquisitas tagarninas que nos ofrece su gastronomía.
-¡Vale!
-Veo que has cambiado de opinión.
-Sí, “no tenemos prisa en nuestro viaje”.
-Así es, tan sólo unas maletas vacías que rellenar con trocitos de La Janda. Sigamos engrosando nuestro equipaje…
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