Escribía el otro día sobre el parricidio de Dos Hermanas y la problemática especial que plantea el tratamiento de los enfermos mentales que padecen continuos episodios que les llevan a mostrarse extremademente violentos y peligrosos y que sin embargo son dejados al capricho de la automedicación. Y exponía cómo había vivido las consecuencias de ello en un conocido caso en que defendía a quien había tenido que acabar con la vida de su padre enfermo mental para salvar la de su familia.
Ahora leo algunos artículos que plantean el problema y en primer lugar tengo la sensación de que la sociedad se plantea algo más de debate cuando quien sobrevive es la persona enferma y han sido lo demás los que han muerto. Me parece que cuando sucede al contrario encima la reacción es dejar que quien ha sufrido esas consecuencias de que la sociedad no le ha amparado, encima se defienda por sí mismo y pruebe que todo lo hizo bien,mientras que cuando se ve que cualquiera de nosotros podemos ser afectados por un brote psicótico de un enfermo mental entonces el debate sin duda se plantea con más fuerza.
Y, puestos a plantear el debate, aparece eso de las estadísticas y dice el Fiscal de Incapaces que no se sabe si el crimen podría haberse evitado y que el gran problema es que faltan centros específicos de internamiento de una más largaduración. La realidad es que se ha huído absolutamente de esos centros en esa tendenecia de que nada se pareciera al internamiento con que se actuaba antes, y ello nos ha llevado sencillamente a que carezcamos de tales lugares, que sonabsolutamente indispensables tanto para esos enfermos como para sus familias y para toda la sociedad.
Como reconcoe la propia Fiscalía estos enfermos, aunque se les dé cita para que sigan su tratamiento, en muchos casos y debido simplemente a su enfermedad, empiezan a no acudir a ellas y dejan de tomar su medicación. Y la realidad es que ellos mismos (que no son sino enfermos no responsables de sus actos), su entorno y al final toda la sociedad, se venabsolutamente desamparados, pues es indiscutible que no se adoptan medidas de vigilancia y seguimiento de esos enfermos que permitan evitar que se produzcan tragedias de este tipo.
Se repiten con cierta frecuencia episodios en que se producen casos de enfermos que acaban con sus familiares. Y comprobamos que en este caso el enfermo llevaba seis meses sinmedicarse, sin que nadie hubiera tomado la más mínima medida ni planteado el más mínimo seguimiento. No sabemos si la tragedia podía haberse evitado, pero sí sabems que si se lehubiera internado o se hubiera medicado es casi imposible que hubiera sucedido. No lo olvidemos y adoptemos sin complejos medidas que impidan la repetición de estos hechos.
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