Investigan un caso de ‘bebé robado’ en el Materno-Infantil

Publicado: 05/03/2013
A pesar de que el padre asistió al sepelio, ahora no está ni el cuerpo ni el registro
Afloran los casos en Jaén. La llegada de la La Asociación de Bebés Robados de Andalucía (Aberoa) a Jaén ha provocado que en apenas dos semanas aparezcan decenas de casos. Según explica su presidenta Isabel Agüera ya son 35 las familias que se han puesto en contacto con la asociación.
Una de ellas es Antonia Arroyo, a quien su hija de 20 años, María del Carmen Gómez, animó hace unas semanas a investigar la muerte de su hermano. Según explica la madre, los acontecimientos tuvieron lugar en el año 1990 en el Materno-Infantil de hoy, uno de los casos más recientes registrados en Andalucía.


Antonia Arroyo tenía 19 años cuando ingresó y dio a luz a su primer hijo (hoy tiene otros tres), sietemesino y que según le informó meses antes su ginecólogo podría presentar malformaciones. “Me hicieron la cesárea y lo llevaron a la sala de prematuros. Durante cuatro días no dejaron a mi esposo que viera al niño y al cuarto nos dijeron que había fallecido”, recuerda Antonia. Después le mostraron a un recién nacido congelado que no tenía ninguna malformación. El padre del niño asistió al entierro del bebé en el cementerio de San Eufrasio, según explica la madre.


Sin embargo, hace unos días, aconsejada por Aberoa, y tras la insistencia de su hija María del Carmen, acudieron al camposanto y comprobaron que no había ningún asiento sobre el entierro de su hijo. Tampoco había ni caja ni bebé en el lugar donde fue sepultado. Aquel sepelio no se produjo, al menos, no consta en el registro municipal. Después, Antonia Arroyo solicitó su expediente en el Complejo Hospitalario y encontró que la última referencia anotada era la de su ingreso en la sala de prematuros. Nada de fallecimiento.


“Además, me sorprendió una anotación en el expediente que indicaba: niño no deseado”, explica la madre. Sin embargo, en el juzgado consta la muerte de su hijo, pero no hay ni referencias a la hora, ni al lugar, ni a la causa, según indica.


“Es todo muy raro y me hasorprendido, sobre todo, no encontrar la caja y los restos de mi hijo y mucho más que no haya constancia en el registro del cementerio”, añade Antonia Arroyo, quien asegura que continuará investigando otro posible caso de ‘bebé robado’ en la capital y en 1990, hace 23 años.

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