Desde hace varias semanas, la sede de la asociación de vecinos de la barriada de Blas Infante de Lepe no es sólo un inmueble más para las reuniones de los vecinos, sino que se ha convertido en un escenario donde ensaya uno de los grupos carnavalescos más diversos que se pueden encontrar.
Francisco Cordero, un diplomado en magisterio vecino de la localidad, amante del carnaval, puso en marcha a finales del pasado verano una idea que le rondaba la cabeza desde años atrás: una chirigota infantil que fuese, además, un ejemplo de integración de las distintas nacionalidades que conviven en la localidad.
Y es que Lepe, con casi 30.000 habitantes censados, tiene un porcentaje de inmigrantes que roza el 21 por ciento, y en sus calles conviven personas de 63 países distintos.
Los niños de la barriada Blas Infante, como los de cualquier otro barrio, son un reflejo de esa realidad, con el matiz de los problemas sociales que este barrio sufre en su día a día por encima de los demás.
Desde hace varios años, una ONG llamada CEPAIM trabaja para que los vecinos aprendan a querer y cuidar el barrio y que la mala imagen que tiene vaya pasando de largo, y en ese trabajo se incluyó la chirigota, en la que se mezclan niños españoles, algunos de etnia gitana, con ecuatorianos o marroquíes.
La idea, para Cordero, es clara: "es necesario fomentar los lazos de unión entre las distintas culturas del barrio, y nos pareció una buena idea integrar a los niños del barrio en la cultura del pueblo a través de los carnavales, porque además se puede mejorar la imagen que se tiene en Lepe de Blas Infante".
"Creemos que haciendo participar a niños de fuera del barrio con niños del barrio fomentamos el acercamiento y el conocimiento que se tiene del mismo fuera de Lepe, mejorando su imagen social, y se logra mejorar la imagen que tienen de su propio barrio los habitantes del mismo", señala el director de la chirigota.
La chirigota, llamada "La banda de los piratas operados de cataratas...de un solo ojo", consigue "hacer oír la voz del barrio, sus preocupaciones y carencias así como sus vivencias y cultura, tanto fuera como dentro del mismo, y que los niños aprendan música, y gracias a su lenguaje aprendan a comunicarse, escucharse y trabajar en equipo".
La ONG CEPAIM sufraga todos los gastos: disfraces de los niños, forillo del teatro e incluso lo que suponga participar en la cabalgata callejera, fomentando, además, el trabajo en equipo de los padres, a los que se ha implicado directamente en este proyecto.
Eso sí, Cordero defiende que "aunque es una ayuda grandísima con la que contamos en Blas Infante, en estos tiempos en los que no se apuesta por la inversión cultural, es una pena que haya gente que lo critique, alegando que ese dinero sería mejor emplearlo en comprar comida para los más necesitados".
"En mi opinión, la inversión en cultura hará que estos niños obtengan las herramientas personales necesarias para que el día de mañana no tengan que sentirse obligados a dar las gracias por la caridad, ya que es como ir formándolos para que se fabriquen su propia caña, aunque la ignorancia humana hace que no vemos el bien que hacemos al invertir en cultura y educación", explica.
Con todos estos matices, y con unas ganas y un entusiasmo que ya quisieran muchos mayores, los componentes de la chirigota se citan cada tarde para ensayar, y ya tienen prácticamente ultimado su repertorio, que estrenarán a finales de enero en el Teatro Municipal Alcalde Juan Manuel Santana de Lepe, junto a las otras 15 agrupaciones que tiene este año el carnaval lepero. EFE
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