La propuesta, que aún debe plantearse formalmente en la Mesa de Relaciones Laborales del 3 de enero, de Unicaja Banco de reducir los costes laborales de la entidad mediante descenso de plantilla y sueldos ha provocado el rechazo unánime de los sindicatos y que señalen directamente al equipo directivo como una de las mejores vías para conseguir ese ahorro económico.
Así, en una circular del sindicato Secar, esta organización ha anunciado que solicitará a la entidad toda la documentación que acredite o no el recorte, así como la propuesta de eliminación “de todo lo superfluo a la mera actividad bancaria, antes de concretar un eventual porcentaje de reducción de costes”.
Secar recuerda, ante la intención de la entidad de hacer recaer de nuevo los esfuerzos sobre la plantilla, que “una nueva dimensión del equipo de alta dirección de Unicaja Banco contribuiría a su pretensión de recorte, así como los criterios que ha de tener en cuenta a la hora de delimitar el perfil de los altos directivos que ha de regir los destinos de nuestra entidad, entre otros, el de generar actividad como fuente de beneficios en vez de recurrir a lo más fácil: las políticas de reducción de costes de personal”.
La circular incluye una serie de criterios que a juicio de Secar debería tener el “buen directivo” y recuerda que el rendimiento final de la plantilla “se ve influido, entre otros aspectos, por su estructura organizativa, así como por la “calidad” de sus directivos”.
En este contexto, el sindicato argumenta que “en numerosas empresas” los trabajos son dirigidos por “directivos de la vieja escuela, caracterizados por un nulo perfil académico y una baja experiencia profesional acorde a las exigencias del puesto de trabajo”. Incide Secar en que el único objetivo del directivo de la “vieja escuela, hasta su salida de la empresa, ha sido salvar su sillón y su bolsillo, sin prestar atención en demasía a aspectos inherentes al negocio”, apuntando que el buen directivo debe huir de “hipotecas personales”.
Para Secar, Unicaja no puede ser una excepción pero “si una empresa persiste en la política de nombramiento de directivos de la vieja escuela, se seguirán dando golpes al aire o arando en el desierto y ya va siendo hora de erradicar estas plagas”.
La propuesta de Unicaja contrasta con los sueldos, entre otros, del propio presidente del banco, Braulio Medel, que cobra 600.000 euros al año, y posee una indemnización por cese de 1,2 millones, sin contar otras por representación, como la que ostenta en Iberdrola, por la que en 2011 percibió 253.000 euros en retribuciones fijas, más 44.000 euros por asistencias a comisiones y reuniones.
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