Los Miserables: La magistral partitura cinematográfica de Tom Hooper

Publicado: 25/12/2012
Imponente y sobrecogedora. Estos son dos de los adjetivos que mejor definen a Los Miserables, la nueva adaptación al cine del célebre musical estrenado en 1985 basado en el clásico de Victor Hugo
Imponente y sobrecogedora. Estos son dos de los adjetivos que mejor definen a Los Miserables, la nueva adaptación al cine del célebre musical estrenado en 1985 basado en el clásico de Victor Hugo. Tom Hooper dirige esta superproducción de escenarios fastuosos y magnífico vestuario que protagonizan Hugh Jackman, Russell Crowe, Amanda Seyfried y una Anne Hathaway sencillamente magistral.

   Vaya por delante que quien suscribe estas líneas no es ni mucho menos un amante del musical. Alimentada desde la infancia gracias a títulos machacones como Fantasía, Mary Poppins o Sonrisas y Lágrimas, esta fobia admite contadas excepciones... Los Miserables ha destronado a la deliciosa y oscarizada Once como el título paradigmático que confirma la regla.

   Pero a diferencia de otras películas del género, este es un musical puro y duro. Todos cantan y casi todo se canta. Desde los jadeos de los presos hasta el galopar de los caballos, todo forma parte de esa magistral y emocionante partitura que son las más de dos horas y media de Los Miserables.

   Ambientada en la convulsa Francia de la primera mitad del siglo XIX -la de la batalla de Waterloo, de la restauración borbónica, de la Revolución de julio de 1830 que llevó al poder a Luís Felipe de Orleans, la de la muerte del General Lamarque- la historia que en 1862 publicó Victor Hugo es de sobra conocida: Jean Valjean (Hugh Jackman) es un exconvicto que busca la redención, pero al que la sombra del implacable inspector Javert (Russell Crowe) perseguirá hasta el fin de sus días.

   En su camino se cruzará Fantine (Anne Hathaway), una mujer que malvive para sacar adelante a su hija Cosette. Fantine caerá en desgracia y será entonces cuando Valjean se comprometerá a cuidar de la pequeña, una decisión que cambiará su vida para siempre.

   Una historia de redención, de superación personal y de amor -en sus muchas variantes- salpicada también por otros temas universales como la política, la lucha de clases, la ética, la religión o la justicia. Unos lujosos mimbres con los que Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg compusieron ya hace casi tres décadas el musical que ha batido todos los récords y que ahora Hooper lleva a la gran pantalla de forma grandiosa y magistral.

   El británico que hace un par de años conquistó Hollywood con El Discurso del Rey -cinta que ganó cuatro Oscar, incluidos el de mejor película y al mejor director- consigue atrapar la esencia, la emoción sobrecogedora de la inmortal historia de Hugo en una cinta que, a pesar de servirse de algunas fórmulas conocidas, resulta de todo menos convencional.

CANCIONES "EN DIRECTO"

   Lo que vemos en pantalla toma dimensiones aún más épicas -en caso de que eso sea posible- si tenemos en consideración que todos los actores grabaron sus canciones en directo, es decir, en el propio set de rodaje mientras interpretaban sus personajes. Todo un hito en la historia del género y también un gran riesgo, ya que Hooper gusta de poner a sus actores ante la prueba del primerísimo plano en sus números estelares.

   Un brete del que salen airosos y que pone en valor el acierto prácticamente pleno a la hora de elegir el elenco: un pletórico Jackman, un solvente, aunque en ocasiones excesivamete encorsetado Crowe y los jóvenes talentos de Amanda Seyfried, Eddie Redmayne, la niña Isabelle Allen y la más que notable Samantha Barks.

   Pero en esa suerte, la de enfrentarse al reto de emocionar a la cámara sin más armas que el gesto y la canción, la victoria más rotunda es la de Anne Hathaway. Sus escasos -hay que asumir que así es la historia, pero sabe a poco- minutos en pantalla bastan para encumbrarla al Olimpo del género. Su interpretación de I dreamed a dream deja en pañales a la mediática versión de Susan Boyle.

   Y aunque la última Catwoman es de largo quién más brilla del nutrido elenco de estrellas que maneja Hooper, la aportación más sorprendente, por inesperada, corre a cargo de Sacha Baron Cohen. El amigo Borat está genial como el tabernero Thénardier, un descarado granuja que es, junto a su esposa interpretada por Helena Bonham Carter, lo más pintoresco y divertido de toda la cinta.

UNA SUPERPRODUCCIÓN CON SELLO ESPAÑOL

   Mención aparte merece también el grandioso diseño de producción y, especialmente, el vestuario de Paco Delgado. Y no es solo por darnos el típico baño de orgullo patrio, que también, sino porque el trabajo del canario lo merece. Y mucho. Esperemos que la Academia de Hollywood opine lo mismo.

   Háganse un buen regalo de Navidad y vayan verla... en versión original, requisito (que no debiera ser tal) imprescindible para su pleno disfrute. "¿Un musical y además en versión original?". Por favor, dejen sus prejuicios y recelos en su cómodo sofá y... ¡A las barricadas!

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