El mercado marinero aguanta a duras penas las lluvias que azotan a la ciudad. A pesar de que había capacidad para unos noventa puestos, desde el pasado viernes que se inauguró sólo se han instalado 63, un tio vivo ecológico y varias representaciones culturales y musicales por las calles. Algunos de los artesanos que llegaron a la ciudad se tuvieron que ir por problemas de ubicación, al llegar tarde.
Las ventas en general están siendo más o menos similares a las de otros años, pero todo depende del comerciante y de su mercancía. La venta de comida y dulces es lo que más éxito está teniendo por el momento. Aunque esta mañana alrededor de las diez se produjo una buena cifra de clientes, confían en que esta tarde y mañana domingo (cuando se echará el cierre del mercado medieval) la gente se siga animando a visitarlo, porque es una ocasión única.
Todos están de acuerdo en que la lluvia hace que los posibles usuarios del mercado se echen para atrás, pero con todo, hacen un llamamiento a visitarlo, porque el recorrido seleccionado hace que se pueda pasear con el paraguas.
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