Puede que cuando te escriba esta carta no hayas dado el pasito que te ha de llevar desde tu cómodo rincón donde te encuentras ahora, hasta este inmenso mundo que te espera con ilusión.
Estoy a punto de decirte que te lo pienses. Seguro que donde estás te sientes muy a gusto. Pero no te lo voy a decir, pues no sabes todo lo bueno que te está esperando.
Sí, sí. No es muy agradable ese primer paso. No tendrás más remedio que llorar.
¡Ah! Ya estás aquí. No fue tan duro, ¿verdad?. Ojalá mamá pueda decir lo mismo. Lo que te puedo asegurar que ella da por bueno todo lo que ha tenido que pasar a cambio de la inmensa alegría de que estés aquí, con ella, con tu papá y con todos los demás.
Aunque todos sean importantes, los principales son ellos: tu papá y tu mamá. A ella la conozco más y pronto te darás cuenta de lo linda que es. Seguro que papá también es por el estilo.
Pero no lo olvides, el más importante de todos eres tú. A ver como te lo montas, jovencito.
Aquí lo primero que vas a sentir es el cariño, el amor (se puede llamar de muchas maneras, pero siempre es lo mismo: lo mejor). Bueno, hay muchas cosas más pero ya las irás descubriendo.
Empezaras a sentirte parte de algo muy grande: el mundo. No vas a parar de asombrarte, ni vas a dejar de aprender cada día más cosas. El mundo está ahí para ti, para que lo disfrutes con los demás. Eso sí. Tendrás que hacer todo lo posible por cuidarlo, que él también lo necesita.
Además son muchas las maravillas que tiene este mundo, pero las más importantes de todas son las personas. Éstas tienen algo especial que no tienen el resto de los seres del mundo, su poder de hacer mejor aquello que les rodea. Tú eres una de ellas y seguro que el mundo ya ha mejorado desde que supo de tu presencia.
Te deseo que las gentes y el mundo te colmen de felicidad. Estoy convencido de que te lo merecerás. Un besito de bienvenida.
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