El Tapersex o Tuppersex venía siendo hasta ahora y en términos generales una reunión entre amigas junto a una asesora con experiencia en sexualidad que se dedica a mostrar una gran variedad de juguetes y artículos relacionados con el sexo entre las asistentes para, finalmente, vender los productos, siendo así una técnica comercial. Ahora, son cada vez más los hombres que se interesan por este tipo de reuniones, bien con sus parejas o bien en grupos de amigos.
Los gaditanos no son una excepción y se apuntan de modo creciente a este fenómeno nacido en Estados Unidos a principios del siglo XXI y cuyo término original está compuesto por Tupper, proveniente del apellido de Earl Tupper, creador del concepto de venta a domicilio entre grupos de amigas; y sex, la traducción inglesa del término sexo.
De hecho, las asesoras comerciales de este tipo de reuniones en Cádiz con las que se ha puesto en contacto este medio atestiguan que cada vez son más los hombres interesados en ello, algo que no pasaba hasta hace pocas fechas, a pesar de que son menos vergonzosos que las mujeres a la hora de entrar en un sexshop o bien en comprar productos eróticos por internet.
Marta G., de la empresa Ángel o Demonio, da fe de lo anterior, aunque recalca que todavía son muchas más las mujeres que los hombres en este tipo de encuentros. “Lo normal es una reunión de amigas o vecinas, aunque cada vez hay más reuniones mixtas, y las de hombres solos van creciendo día tras día”.
Rocío Sánchez de la mercantil No Somos Malas, afirma que “si bien el número de reuniones ha bajado por culpa de la crisis, cada vez hay más grupos de hombres interesados en estos encuentros. Además, aunque “al principio de las reuniones están más inhibidos, en seguida se sueltan y son los que más gastan y además lo hacen en productos de los más caros”.
Marisa, de Tapersx, también incide en el auge de esta moda entre los gaditanos, aunque afirma que “la proporción entre estas reuniones y las de mujeres aún distan mucho”.
Los que sí pone de acuerdo a las asesoras es que el gran filón para su negocio son las despedidas de solteras, y cada vez más, las de solteros, que poco a poco van ganando protagonismo en Cádiz.
El ‘tuppersex’, sin límite de edad
En contra de lo que pueda sospecharse, estas reuniones para la venta de artículos eróticos no hace distinciones ni por edades, ni por clases sociales, ni por sexos. Queda demostrado que la cultura sexual y las ganas de disfrutar están por encima de los prejuicios. De hecho, Rocío Sánchez, asesora de No somos malas recuerda una reunión que organizó para una asociación de mujeres en la que la asistente más joven tenía 60 años y la mayor 89, “y compraron todas”.
Los llamativos productos estrellas
Las vendedoras coinciden en que se venden muchísimos preservativos y productos de cosmética como aceites corporales o geles lubricantes de sabores tan exóticos como de piña colada o de daikiri o velas para masajes. Ahora bien, destacan como productos que llaman la atención de su clientela masculina un huevo de silicona estriada para la masturbación o el Tenga, una especie de “garganta profunda” que simula una felación y que es de un solo uso. Para ellas, destacan, las bolas chinas o los masturbadores eléctricos para el punto G y el clítoris.
El anillo vibrador, que genera placer para ellos y ellas, también gusta a ellas y a ellos. Rocío Sánchez señala que siempre invita a probar el caso del bálsamo intensificador de orgasmos, “se van al cuarto de baño y vuelven con la sonrisa de oreja a oreja”.
