Vuelva usted mañana...

Hubo cortesía entre las partes, buenas palabras y quizá un café. Pero eso sí…, vuelva usted mañana. O pasado

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Este lunes, un compañero se preguntaba en voz alta qué había supuesto la entrada de IU en el Gobierno autonómico. Poco después de que aquella reflexión fuera plasmada en el papel prensa, María José García-Pelayo se entrevistaba en Sevilla con el vicepresidente de la Junta y coordinador general de la coalición de izquierdas, Diego Valderas, en un encuentro que Rajoy hubiera calificado de “capital” de cara a la resolución de problemas que parecen enquistados desde hace ya demasiado tiempo.
La reunión venía precedida de una visita institucional que el teórico número dos de Griñán cursó a Jerez el pasado mes de julio, en la cual se le entregó el mismo dossier que con más amabilidad que generosidad ya habían trasladado a Sevilla en sus respectivos coches oficiales quienes le habían precedido en el cargo. Un tocho que, como escribiera Ramón Perelló, “de mano en mano va, y ninguno se lo quea”. Valderas y García-Pelayo venden corrección política y lealtad institucional. Pero eso, que no está mal y que además es lo deseable, no basta para atender cuestiones que no pueden esperar más tiempo. El vicepresidente de la Junta apenas se comprometió en el encuentro a meter mano a un bloque de viviendas apuntalado en La Asunción desde hace años como consecuencia precisamente de los incumplimientos de la Administración autonómica.
Prometió que en esta semana se hará frente a la transferencia de la Ayuda a Domicilio correspondiente a los meses de julio y agosto, pero no fue capaz de poner fecha al abono del periodo comprendido entre septiembre y octubre. La culminación del mapa sanitario de la ciudad –con las obras de dos centros de salud paralizadas-, de la carretera de La Barca o el inicio de la rehabilitación del edificio Díez Mérito –cedido por el Consistorio a la Junta-, no tienen ni plazos ni presupuestos. Incluso, vino a reconocer que la Administración autonómica se ha comido el dinero presupuestado estos dos últimos años para la finalización de las obras de Santiago. Hubo cortesía entre las partes, buenas palabras y quizá un café. Pero eso sí…, vuelva usted mañana. O pasado.

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