Fernando Trueba reivindica la creación artística y propone una reflexión sobre la vejez y la calma en su última película, El artista y la modelo, un relato en el que la vejez y la juventud se unen de forma mágica gracias a la belleza y al arte.
Rodada en blanco y negro y en francés, El artista y la modelo compite por la Concha de Oro con otras 17 películas en la sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián.
Ambientada en la Francia ocupada de 1943, narra la historia de un viejo escultor, desilusionado de la vida y de la especie humana, que recupera su necesidad de crear y esculpir la belleza cuando una joven española huída del ejército franquista se refugia en su casa.
"Es una apuesta por parar el tiempo más de 10 segundos para mirar a las cosas y a las personas, en una época en que todo va muy deprisa, en la que nadie se detiene a leer más de 10 líneas seguidas, y no hablemos de Guerra y Paz", dijo el director durante la rueda de prensa de presentación en San Sebastián.
"Volvamos a disfrutar de lo que es denso, porque sólo en lo que requiere tiempo hay placer. La velocidad sólo sirve para la Fórmula 1", agregó el director.
Aunque la película ha sido preseleccionada para representar a España en la carrera hacia los Oscar de Hollywood, el director español, que ya obtuvo la preciada estatuilla en 1994 por Belle Epoque, dice no pensar demasiado en ello.
"A veces te dan premios, a veces te dan bofetadas y lo mejor es nunca creerte demasiado ni lo de los premios ni lo de las bofetadas", sostuvo el director, que compareció ante la prensa en el Kursaal acompañado de los actores Aida Folch, la actriz italiana Claudia Cardinale, Chus Lampreave y el intérprete francés Jean Rochefort.
LA ARTESANÍA DEL ARTE
Rochefort, que interpreta al escultor, retrata a un hombre deprimido en cuya vida hace irrupción "un momento de plenitud inesperada, en una época negra y oscura, de ciudades bombardeadas y almendros en flor", según palabras del director.
Trueba aseguró que siempre pensó que la película sería en blanco y negro sin que existiese un momento concreto en que lo decidiera, y que le ocurrió algo parecido con la ausencia de música en el filme, aunque pospuso la decisión final a después de terminar el montaje.
"Al final sentí que no y como estaba previsto, únicamente dejé la Novena de (Gustav) Mahler al final de la obra", explicó.
En su reflexión en voz alta sobre la creación artística, defendió que "sólo es artista quien es artesano", reivindicó la "humildad del oficio" y renegó de las escuelas de arte que enseñan a los alumnos "a ser genios, más que a pintar y a mancharse".
Sobre sus actores, Trueba aseguró que apenas necesitó hacer casting, porque todos ellos estaban en su cabeza cuando elaboró el guión. Acerca de Claudia Cardinale, que interpreta a la esposa del viejo escultor y de la que el personaje de Rochefort dice en la película que "su cuerpo era único", Trueba reconoció que fue un amor de su adolescencia, y su personaje supone un homenaje a la actriz.
Posiblemente fue Aida Folch, la joven actriz que encarna a la joven Mercé, la que mayor entusiasmo mostró por haber protagonizado una película de Trueba. Tanto que recordó las palabras del director español cuando recibió el Oscar en 1994 por Belle Epoque.
"Me acuerdo de cuando Fernando dijo que para él Dios era Billy Wilder. Para mí Dios es Fernando Trueba", aseguró la actriz.