La Policía Nacional, en colaboración con la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera, ha asestado un nuevo golpe al narcotráfico en Huelva con la desarticulación de una banda dedicada al tráfico de hachís que se ha traducido en la detención de nueve personas y la aprehensión de 750 kilos de hachís.
Las detenciones se han enmarcado dentro de la Operación Caña, iniciada en febrero tras tener conocimiento de la presencia de un grupo organizado, con contactos directos con proveedores de Marruecos y dedicado a la introducción de hachís a bordo de barcos de pesca, indicó este martes el comisario provincial, Antonio Placer, en rueda de prensa junto al subdelegado del Gobierno, Enrique Pérez Viguera.
Tras varios intentos fallidos de pillar a la banda ‘in fraganti’, agentes adscritos a la Udyco Central de la Comisaría General de Policía Judicial tuvieron conocimiento de que el pasado 28 de agosto partió de Huelva una embarcación pesquera hacia el caladero de Cádiz, donde faenó con normalidad. Sin embargo, el día 29 la embarcación permaneció en alta mar, dirigiéndose hacia unas coordenadas previamente fijadas donde la esperaba una embarcación marroquí para hacer el trasvase del hachís.
En el Muelle de Levante
Después, la embarcación regresó al Puerto de Huelva, donde, tras descargar en la lonja pesquera la carga de pescado capturada, se dispuso a descargar la droga, momento en que los agentes, que tenían la embarcación controlada, procedieron a la detención del patrón y sus tres tripulantes, todos de Lepe, y del máximo responsable de la banda, que se había traslado hasta el Muelle de Levante para transportar los 26 fardos de arpillera de hachís a una vivienda que había alquilado para guardar la mercancía.
Una cuarta persona fue detenida en el domicilio que se iba a utilizar de almacén, y los otros tres integrantes de la banda en el domicilio de uno de ellos, donde se había fijado una reunión del grupo.
La última detenida es una mujer, propietaria de una tienda de móviles, que se encargaba de suministrar teléfonos a la banda, ya que se utilizaba un nuevo móvil para cada llamada, con el fin de evitar ser interceptados.
El cabecilla de la banda es un hombre de 56 años que había logrado pasar desapercibido a ojos de la Policía al llevar una vida “aparentemente normal”. Está vinculado al mundo de la pesca, vive en el Polígono de San Sebastián y actualmente estaba percibiendo la prestación por desempleo.
No obstante, pese a esa apariencia normal, tiene antecedentes por delitos menores relacionados con la droga y la Policía cree que podría estar detrás de la introducción de otros alijos, por lo que la investigación continúa abierta.
El Juzgado de Instrucción 3 de Huelva ha decretado la prisión provisional para este hombre y para otros tres integrantes de la banda, entre ellos el patrón del barco. El resto -los tres tripulantes, la encargada de suministrar los móviles y otro integrante- están en libertad pero imputados por un delito contra la salud pública.
La droga incautada habría alcanzado en el mercado un precio superior al millón de euros.