El presunto cerebro de la trama de corrupción en Marbella (Málaga), Juan Antonio Roca, ha lamentado "profundamente el daño que se ha causado a Marbella y a los ciudadanos con motivo de esta causa" y ha pedido una reflexión a la Sala sobre su situación penitenciaria, incidiendo en que "estoy pasando mi séptimo verano en prisión" y si el Tribunal acepta la petición del ministerio fiscal, de 30 años de cárcel, "sería pasar el resto de mi vida en prisión".
En su derecho a la última palabra en la última sesión del juicio del caso 'Malaya', Roca ha asegurado que "el nombre de Marbella se ha visto asociado en los últimos años inexorable y negativamente a esta causa" y ha apuntado que "se ha pretendido reescribir mi pasado de una forma un tanto parcial, incluso mi pasado muchos años antes de vincularme al Ayuntamiento de Marbella".
Ha pedido perdón a la Sala por ser "más vehemente de lo que debía haber sido" en su interrogatorio y ha lamentado la situación del resto de imputados, tanto de su familia, como de "los que ni siquiera conocía antes de llegar aquí y se les acusa de estar relacionados conmigo", así como de los "excelentes profesionales que contraté y se han visto involucrados", de los empresarios con los que se relacionó y "de mis amigos, algunos han estado aquí exclusivamente por ser mis amigos".
Respecto a su situación penitenciaria, ha recordado que el día en el que se dio a conocer el escrito de acusación un recluso con el que compartía mesa le preguntó qué delito había cometido para pedirle más años de prisión que a él y no supo qué contestarle. "El recluso que me hizo esa pregunta fue Santiago del Valle, que varios meses después fue condenado a 22 años de prisión por el asesinato de Mariluz Cortés", ha apostillado.
Ha agradecido a la Sala en general, y en concreto al presidente, José Godino, las facilidades dadas y el trato "tan exquisito" recibido. También ha dado las gracias a la secretaria judicial y a los funcionarios porque "he podido ver y experimentar el lado más humano de la justicia".