Primas y ferias

Publicado: 15/07/2012
En definitiva, si viviéramos en La Tierra Media, San Fernando sería La Comarca.
Feria, arte y cachondeo, pocos isleños se resisten a ir a la feria del Carmen y de la Sal, una de las más ahorrativas y en las que se nota más la crisis. No obstante, sigue ofreciendo la mejor cara al público.


La feria, ese lugar donde la gente va al desfase, al despilfarro, y en definitiva, a pasarlo lo mejor posible desconectando de su día a día. Si eres padre la cosa cambia, pues tu hijo se querrá montar en el cacharrito tal, o en la atracción cual. O si no tienes suerte, se le antojará el juguetito de turno que esté de moda. ¡Pobre de ti!


Sin embargo, recuerdo que estamos en verano, seguramente más de uno ya estaba más que desenchufado en nuestra queridísima playa de Camposoto, la más limpia de la provincia de Cádiz y que nos acordamos de ella durante todo el año, nótese aquí mi ironía.


Tampoco estaríamos muy centrados con el fútbol de marras, que a mí me encanta, pero eso de lanzar cohetes, encender bengalas y celebrar como si no hubiera mañana; eso para mí no tiene justificación. ¿En qué diablos estamos pensando a la hora de celebrarlo de manera tan perjudicial para una masa tan grande de personas en una plaza no muy grande como es nuestra Plaza del Rey?

En definitiva, si viviéramos en La Tierra Media, San Fernando sería La Comarca. Ese pequeño pueblo habitado por los hobbits, los cuales viven desconectados de todo lo que les rodea. Un lugar donde reinan la tranquilidad y la felicidad incrédulos de que en su amado mundo se está desatando una guerra entre las fuerzas del bien y del mal.


No me puedo creer que saliéramos a celebrar  el ascenso del San Fernando y la victoria en la Eurocopa de nuestra selección, pero para los recortes y las grandes subidas de la prima de riesgo no hagamos nada. Que nuestra mayor preocupación estos días fuera por saber si los precios en la feria estarían o no disparados, y si tendríamos zonas para beber tranquilos alejados de la policía.


Por favor, somos como meros gatitos, nos dan un ovillo de lana y nos perdemos horas y horas jugando, mientras nuestro alrededor se va a la auténtica mierda. No queremos darnos cuenta de lo que estamos perdiendo más allá de nuestras narices, aferrándonos a lo poquito que nos queda y viviendo el desfase para olvidar, siempre que se pueda.


Otra cosa que nos perjudica, y aquí pocas personas me darán la razón, es que no nos queremos ni informar de lo que nos viene encima. La aprobación en el Congreso de los Diputados de las medidas tan drásticas que se activarán en breve, ¿alguien vio eso? Yo me tragué una parte, no tenía más tiempo. Tenemos que vivir informados, tenemos la obligación de saber contra qué tenemos que lidiar, la ignorancia es el arma más poderosa de un dirigente. Pueblo que no entiende, pueblo que lo seguirá cual rebaño de ovejas.


Aún me pregunto hasta cuándo tirará esta situación, si algún día por la mañana, al despertar veré cómo las personas se han levantado, o bien las movilizaciones de todos los sectores se hacen de manera simultánea y se unen todas en las calles para luchar codo con codo contra un mismo objetivo. El día en que los miembros del orden se den cuenta como personas y funcionarios que ellos pertenecen al mismo bando que el obrero, o minero. El día que pase esto último, ese día el gobernante temblará.


Cada vez resulta más difícil hacer una marcha tranquila, una marcha grande, pero relajada y pacífica. ¿Será que la plebe está despertando de su pesadilla y viendo las cosas como son? ¿Será que cada vez son más los que no tienen nada y ya les da igual ser encarcelados? Puede ser.


Y mientras en mi querida isla, todo sigue con excesiva calma y charlas vanas en tascas y foros. Que nos roban en el ayuntamiento, dos días de protestas y a jugar con el ovillo. Que el alcalde no hace nada de lo que prometió, pues a no hacer nada. Y la lista seguiría y seguiría, pero paso de alterarme.

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