Una explosión de color se cuela estos días en la Fundación Mapfre de Madrid que este jueves ha presentado la retrospectiva más completa de la obra del artista alemán Ernst Ludwig Kirchner que llega a España y que sólo podrá verse en la capital española.
Desde el 26 de mayo al 2 de septiembre la muestra Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938), compuesta por 153 obras, que comprenden óleos, obras sobre papel y esculturas, da cuenta de la importancia vital que contienen sus creaciones. "Esta exposición nos permite construir la historia humana de este artista", ha destacado este jueves Pablo Jiménez Burillo, director general de la Fundación Mapfre.
"Kirchner demuestra que es un pintor de su tiempo. Es un nombre que está en nuestra forma de ver el arte y, por lo tanto, uno de los grandes del siglo XX", ha añadido.
Producida íntegramente por la Fundación Mapfre con la colaboración especial del Kirchner Museum Davos, además de otros 26 museos y colecciones privadas, la muestra permite explorar en profundidad todas las etapas y medios del artista, uno de los máximos representantes del expresionismo alemán, co-fundador del famoso grupo Die Brücke [El puente] en 1905 y uno de los grandes artífices de la modernidad. Junto a sus obras, se presenta también una selección de 35 copias modernas de las fotografías con las que Kirchner documentó su vida y su proceso creativo.
AUTODIDACTA
Karin Schick, una de las comisarias de la muestra junto a María Luisa Barrio, ha calificado esta exposición de "hito" por ser la más significativa que se hace de este artista en España.
A este respecto, ha resaltado la "obra diversa" que realizó el artista alemán que incluye pintura, escultura, obra gráfica, dibujos, fotografía... "Utilizó muchas técnicas diferentes que se enriquecían mutuamente. Le gustaba experimentar", ha dicho.
Schick ha recordado que Kirchner fue un "autodidacta" que conocía bien a los clásicos y a sus contemporáneos. "Se formó a base de libros, visitas a galerías y exposiciones y los otros artistas le servían también de inspiración", ha indicado aludiendo especialmente a Picasso y a la corriente francesa de la época.
La comisaria ha resaltado, además de la "imaginación y creatividad" de este artista, su manera innovadora de utilizar las nuevas tecnologías, también en cuanto a los motivos de sus obras, en las que le gustaba plasmar la realidad de las ciudades en donde vivía. "El color es otro de los elementos sustanciales" con los que el artista pretendía "llegar y convencer al público", ha apostillado.
UN RECORRIDO VITAL
La exposición se articula en cinco secciones que hacen un recorrido vital por la obra de Ernst Ludwig Kirchner. La primera recoge sus años tempranos en Dresde, donde fue estudiante de arquitectura, y la creación del grupo Brücke, el primero que desarrolla el Expresionismo.
El segundo apartado se centra en su etapa expresionista en Berlín (1911-15), en la que muestra una gran riqueza en sus técnicas, utilizando el grabado con gran maestría. Predomina aquí el desnudo al aire libre, tema recurrente de su producción.
El tiempo de crisis (1915-17) es el eje de la tercera sección que reúne el fruto artístico de su vida desorganizada en la ciudad y el excesivo consumo de drogas que fueron minando su salud. En esta etapa produce algunas de las más sorprendentes. Sus autorretratos tienen especial importancia.
Los primeros años en Davos (1917-25) dejan creaciones en las que aparece su fascinación por la vida rural de los Alpes. En esta ciudad permaneció hasta el final de su vida. Los colores son aquí más planos y sosegados.
Por último, la quinta sección de la muestra se dedica a la abstracción (1925-38) y es uno de los grandes descubrimientos. En esta etapa se entrelazan imaginación y observación de la naturaleza y Kirchner adopta un lenguaje abstracto, estático y ornamental que le acerca a Picasso, Léger, Le Corbusier y la Bauhaus.
El artista siguió con preocupación el ascenso del nazismo. Con la incautación de obras por parte de los nazis (639 de ellas consideradas "arte degenerado" se retiran de los museos alemanes) Kirchner es expulsado de la Academia de las Artes prusiana. Por otra parte, la anexión de Austria a Alemania en 1938 lleva a sospechar una posible invasión de Suiza. Ante esta perspectiva el artista destruye parte de su obra y se suicida el 15 de junio de ese año.
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