Las últimas noticias concernientes a la selección española de fútbol no invitan precisamente al optimismo aunque, desde mi punto de vista, es el momento de demostrar que somos una selección importante más allá de los que falten.
Primero, la noticia de que Carles Puyol no podría llegar sentó como un jarro de agua fría en el seno del combinado nacional y, tras el anuncio de ayer de David Villa exponiendo que no podrá llegar Ucrania y Polonia en perfectas condiciones en contra de lo que pronosticaban todas las casas de apuestas, parece que la euforia general se ha rebajado considerablemente.
Es el momento de que jugadores que no han tenido tanta importancia, que no por ello están menos capacitados, den un golpe sobre la mesa y demuestren que esta selección es la campeona del mundo y favorita en todas las casas de apuestas deportivas no sólo por estos jugadores, sino porque el grupo que tenemos es lo que hace fuerte a este equipo.
Tras estas malas noticias, ha llegado la hora de Arbeloa y Llorente. Dos futbolistas sobradamente capacitados llamados a hacer grandes cosas con la selección en la próxima Eurocopa. El salmantino ha jugado prácticamente toda la temporada como titular en el Real Madrid mostrando claramente cuáles son sus virtudes a explotar, su gran sentido táctico y el carácter que aporta al juego. Tendrá un papel parecido al de Capdevila en torneos anteriores ya que en la otra banda estará Jordi Alba haciendo el papel de Sergio Ramos cuando éste ocupaba el lateral derecho.
Llorente, por su parte, está ante el año de su consagración. El Athletic de Bilbao ha dado un paso al frente esta temporada y el delantero ha sido su máximo estilete. A su favor juega que su club ha desarrollado un fútbol muy parecido al de La Roja y en el que él se ha movido como pez en el agua aportando goles y una salida en largo cuando los rivales ponían las cosas difíciles en la presión. Con Llorente, desde mi punto de vista, la selección gana dos cosas tremendamente importantes. Una, estira al equipo fijando a los centrales contrarios haciendo que los hombres de segunda línea tengan mucho más espacio para poder maniobrar, y otra, ofrece el recurso del balón largo para que él lo aguante cuando el contrario, que cada vez conoce más el juego de la selección, anule los mecanismos de toque de los nuestros.
Así, yo soy muy optimista con un equipo que nos ha dado motivos suficientes para creer. Eso sí, es la hora de los valientes.
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