Preguntas y comentarios ante la crisis

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Son muchas preguntas las que se hacen bastantes ciudadanos en estos momentos. Hay quiénes dicen que la crisis no les está afectando a aquellos que han dejado de ser ministros, pero siguen cobrando buenos sueldos. Tampoco les afecta a los que blindaron su retiro. Ingenuamente algunos se preguntan por qué no se empezaron los recortes por los “padres de la patria”. Normalmente un buen padre se sacrificaría y le daría de comer a sus hijos, antes de llevarse bocado a su boca. Es un escándalo y un robo ganar mensualmente un importe con el que podrían alimentarse más de veinte familias de las que tienen todos sus miembros en paro.

Ante estos comentarios y la realidad ¿se puede escurrir el bulto? ¿Llevan razón los que dicen que hay que llenar las cárceles de ladrones de guante blanco? El dinero público está revestido de algo especial que agranda la gravedad; es dinero de todos y, por tanto, a todos se les está robando. Se siguen haciendo preguntas. ¿Cómo salir de la crisis? ¿Habrá que exigir cuentas claras y devolución de lo robado o de lo mal gestionado? Se coincide en que hay ir marcando pautas que miren a una misma dirección: pedir responsabilidades a los malos gestores del dinero público y su devolución en su caso.

La persona humana debe ser el eje fundamental para la salida de la crisis; con todo lo que tiene de dignidad, necesidades básicas cubiertas, derechos adquiridos y obligaciones asumidas. Para ello, hay que abrir caminos para el empleo, avanzar en la consecución de mayores cotas de bienestar, compartir responsabilidades en la producción y en los beneficios. Habrá que echar una mirada serena al conjunto de los ciudadanos y ver las diferentes funciones que desempeñan como persona y a nivel organizativo. La sociedad más avanzada y madura es la que más organizados tiene a sus ciudadanos, teniendo definidos sus derechos y sus obligaciones.

No se puede justificar la desesperación, ni el pesimismo ni la pasividad. Tampoco se puede permitir que por afán de ganancia exagerada o por mantenerse en el poder se deje de actuar. El temor y la indecisión, en el fondo, es pura cobardía. Todos estamos llamados, más aún obligados a afrontar el tremendo desafío del empleo. Debe quedar claro que un desarrollo solamente económico no nos sacará de la crisis, al contrario, ahogaría aún más.

La participación ciudadana es fundamental para que la sociedad se estructure con reparto de funciones. Ante el anuncio de una huelga general, es imprescindible diferenciar entre intereses laborales e intereses políticos.

Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales deben contribuir a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios Los intereses políticos son propios de los partidos políticos. Sindicatos y Partidos Políticos deben situarse en ámbitos suficientemente diferenciables. Además es necesario distinguir entre política partidista e ideológica. La independencia política sindical debe respetar la ideología de sus afiliados. También daña a la Democracia que partidos políticos pretendan tener “sus sindicatos filiales”.

No es suficiente la autonomía sindical si, en la práctica diaria y en las resoluciones de sus órganos de decisión, no se ajusta a la voluntad real de sus afiliados. Las estructuras internas de participación y decisión de los sindicatos han de permitir que los afiliados sean los protagonistas en la vida interna y en las decisiones que adopte el sindicato, El sindicalismo autónomo, independiente de los partidos políticos, de los empresarios y del Estado debe recuperar el prestigio ante los ciudadanos puesto que las subvenciones que dicen que reciben minan su credibilidad.

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