Ya se le recuerda como el árbitro del mangazo en Girona
Hablar de justicia o injusticia en fútbol, es para nada. Hablar de los árbitros, también. Generalizar sobre ellos, generalizamos todos. Y coincidimos. Dejan bastante que desear. Máxime si tenemos en cuenta que son cuatro por dos ojos, ocho en total, los que afrontan cada partido para evitar que la injusticia impere. Acudiendo al tópico, lo de Lesma López y sus ayudantes en el Girona-Xerez es para pasarlo en dvd y enviárselo a Sánchez Arminio con dos botellas de fino. A saber : Distinto criterio a la hora de juzgar las entradas por detrás. Sancionar unas manos con amarilla y otras no. Señalar como penalti un choque que no lo es y no ver que bajo palos un defensa despeja con la mano. Esa última es no solo jugada de árbitro, que estaba cerca, sino de asistente que cubre la banda y tiene un campo de visión con una mejor perspectiva. Por no hablar ya de las actitudes provocadoras y chulescas que siempre caían sobre el bando visitante.
Dicho esto, toca fútbol. Una lástima. El Xerez empezó mandando, jugando, tocando y gustándose ante un rival que evidenció sus carencias y posición en la tabla. Si Doblas llega a salir esposado al poste no se habría notado en la primera media hora de partido. Quizá en este tramo, antes de la expulsión de Mendoza y de la señalización como penalti contra el Xerez de un choque que no fue tal, al Xerez le faltó ese instinto asesino necesario para dejar las cosas en su sitio y desmoronar la poca fuerza moral que le quedaba al equipo gerundense. Porque fútbol tiene menos que los integrantes de un futbolín. Pero si a éstos les das vida, acaban por creérselo. Con el injusto empate en el marcador y un hombre menos, el Xerez se tambaleó, tanto que le cayó el segundo. Zozobra. Menos mal que a punto de sonar la bocina del descanso, Pablo Redondo consiguió el llamado psicológico gol que significó la igualada. El segundo acto resultó de inicio más igualado. La inferioridad pasaba factura, y el cuadro local, supo aprovecharlo. Yago y de nuevo Jandro desarbolaron todavía más a los de Moreno, que para colmo vieron cómo el árbitro dejaba sin señalar un mano clarísima bajo los palos de la portería local, que evitaba un gol de José Mari. De nada sirvió protestar. Salvo para que Lesma López volviera a imponer su calamitosa actuación por encima del partido. En medio del desconcierto, llegó el quinto del Girona a la contra. Entró en escena Maldonado. Debut y gol. 5-3. Ya camino de vestuarios, el acta recoge graves insultos de Gerard y Capi. Así que Lesma López, se ha ganado a pulso que el xerecismo le recuerde como el árbitro del mangazo en Girona y por que L-esmaLó-pez.
Nota: Carlos Gonzalo es jefe de Deportes de Canal Sur Radio en Jerez