El verdiblanco llegó al vecino por petición expresa del arahalense. Porque quería un futbolista que pudiera suplir con garantías a Abel Gómez (el del Granada) y al canario Álex Santana. Monchi le hizo caso y no dudó un instante en tirar de chequera para fichar al mediapunta almeriense (300.000 euros costó su contratación). Unos euros muy bien invertidos, rentabilizados por los 86 partidos (entre 2005 y 2008) y doce dianas anotadas por el ahora bético. Que jugaba siempre que las lesiones y las sanciones se lo permitían. Era tan importante en los esquemas de Manolo Jiménez, que cuando no estaba se las veía y se las deseaba para suplir su ausencia. Su ojito derecho, que cerca estuvo de dar el salto al primer plantel cuando Jiménez suplió a Juande Ramos (su negativa a renovar con el Sevilla le cerró definitivamente las puertas de la entidad nervionense). De haberlo hecho igual hubiera compartido vestuario con los Kanouté, Jesús Navas, Escudé...
Si hace unas horas Manolo Jiménez ponía por las nubes a su expupilo, asegurando que está a la altura de los mejores futbolistas de la Liga en su puesto, Sevilla no tuvo reparos en darle las gracias al técnico del Real Zaragoza. “Es de agradecer que un entrenador que me conoce bien de categorías inferiores me dedique esas palabras. Ahora somos rivales, él querrá ganar y yo también y con todas las ganas de conseguir tres puntos”, decía un jugador que no esconde que su etapa en el cuadro sevillista es ya historia. Que sueña con acabar el curso por delante del que fuera su club antes de fichar por el Salamanca. “Quedan muchas jornadas y sería bonito quedar por delante de ellos, pero hay mucho camino por delante”, apunta.
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