La elección de Caraballo se produce cuatro días después de que el pleno de la Diputación aceptara la renuncia de su predecesora en el cargo desde 2007, Petronila Guerrero, que fue elegida senadora en las pasadas elecciones generales.
Caraballo ha sido apoyado por los diputados socialistas, mientras los del PP han votado a su candidato, Guillermo García Longoria, y el de IU se ha abstenido.
Esta abstención permite que gobierne la lista más votada en los comicios municipales de mayo, el PSOE por algo más de mil votos, ya que socialistas y populares tienen trece diputados.
Tras recibir de su antecesora en el cargo el bastón de mando, Caraballo ha indicado que su "gran objetivo" es prestar ayuda a los ayuntamientos de la provincia y ha señalado como prioridad a los municipios pequeños.
Asimismo, ha defendido el papel de las diputaciones como instituciones que "aún son útiles y necesarias", abogando por "una adaptación de sus estructuras para poder prestar un mejor servicio".
Por otra parte, el nuevo presidente ha señalado que las dos premisas que orientarán su mandato serán la racionalización y la eficiencia para que a través del control económico y financiero se posibilite seguir con todos los planes que tiene en marcha la institución y el pago a proveedores.
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