Al no haber hallado "indicios" que puedan corroborar o justificar las sospechas de las denunciantes.
La Fiscalía Provincial ha acordado el archivo de las diligencias de investigación abiertas por dos presuntos casos de robo de bebés en Almería al no haber hallado "indicios" que puedan corroborar o justificar las sospechas de las denunciantes y al "no haber sido posible" que se pudieran practicar las necesarias pruebas biológicas ya que los enterramientos "se realizaron en fosas comunes".
La denuncia que derivó en la incoación de las citadas diligencias, que fue interpuesta por la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir), refleja pormenores de dos casos que se remontan a los años 1971 y 1978, y que se registraron en Huércal-Overa y en la capital almeriense, según han informado a Europa Press fuentes judiciales.
El Ministerio Público recoge en el decreto de archivo que, de los dos atestados remitidos por la Policía Nacional, no se desprenden indicios que acrediten la comisión de delito ni que permitan justificar las sospechas de las denunciantes relativas a que sus hijos pudieran no haber fallecido. Añade, en esta línea, que, al haberse producido los enterramientos en fosas comunes "no es posible la práctica de pruebas biológicas que permitan confirmar o descartar" esas sospechas.
Los atestados elaborados por la Policía Judicial recaban documentación del Registro Civil, del complejo hospitalario de Torrecárdenas de la capital y del Área Sanitaria Norte. Además, la Fiscalía tomó declaración a los dos médicos que firmaron los respectivos certificados de fallecimiento y al empleado de la funeraria que les dio sepultura en el cementerio de San José de la ciudad sin hallar "irregularidades", según han precisado las mismas fuentes.
La primera de las denuncias recogidas por Anadir hacía referencia a la muerte en 1978 de un bebe en Hospital de la Bola Azul de Almería. La madre relató durante la investigación que a ella no le mostraron a su hija, que los médicos no le explicaron la causa del deceso y que aconsejaron a su marido enterrarla en una fosa común, por lo que "dudaba" de que finalmente de su fallecimiento.
El segundo caso, fechado en 1971 y también denunciado por Anadir, tuvo lugar en Huércal-Overa. La afectada detalló que poco después de dar a luz a su hijo, una monja le dijo que debía ser trasladado al centro de la Bola Azul para recibir tratamiento en incubadora. Una vez en la capital, y un día después de que le comunicaran que iba a recibir el alta médica, les dieron la noticia de su muerte "sin explicaciones, y sin dejar que le viesen y se lo llevasen para darle sepultura".