Francisco Arniz participa en el catálogo realizado para el evento por Caja Madrid
Enrique Ochoa (1891-1978), el pintor de la música es el título de la exposición que ayer se inauguró en el Espacio para el Arte y la Cultura de la Obra Social Caja Madrid en la localidad madrileña de Aranjuez. La muestra la conforman más de 60 obras que sirven para hacer un recorrido por la vida y obra del artista portuense, prolífico en su actividad como bien apunta el pintor Francisco Arniz, gran conocedor de Ochoa y partícipe del catálogo que acompaña a la exposición. Arniz ha realizado la biografía y un capítulo en el que reflexiona sobre Ochoa y la ilustración gráfica. Enrique Estévez Ochoa nació en 1891 en El Puerto, ciudad en donde descansan sus restos y que le otorgó el título de Hijo Predilecto en 1967. Hijo de un militar, tuvo una infancia difícil. Huérfano de padres a una edad temprana, fue internado con ocho años en la Academia María Cristina, para la formación de los huérfanos de militares de Toledo y aunque en principio inicia la carrera militar, pronto la abandona. Los pinceles le gustan más que las armas. Estudia en la Escuela Superior de Bellas de Sevilla y participa en la exposición de 1911 y en 1914 se traslada a Madrid. A lo largo de su vida participará en unas 60 o 70 exposiciones en España, Francia e Italia, como recuerda Arniz, quien destaca sobre todo no sólo su faceta de pintor sino de ilustrador de numerosas publicaciones de la época La Esfera, Nuevo Mundo o Blanco y Negro. Unas 200 ilustraciones en revistas contabiliza Arniz, y también su participación en otros 300 libros, de autores y editores diversos, novelas cortas y otras piezas . Sobresale su trabajo de ornamentación de las obras completas de Rubén Darío. A nivel personal, contrajo matrimonio con Julia Puertas en 1919, aunque el matrimonio dura pocos años. Ochoa viviría la mayor parte de su vida con la pintora bilbilitana, Carmen Osés. Tras vivir en Madrid y París, se estableció en Mallorca casi de forma permanente hasta su muerte, en 1978 y sus restos mortales son trasladados a su ciudad natal en donde reposan sus restos. Como apunta Arniz, estuvo años pidiendo al Ayuntamiento que se le diera un nicho para poder ser enterrado aquí, un deseo expresado de forma reiterada por el pintor en la relación epistolar que mantuvo durante años con Juan Lara. Unos días antes de morir, se le atendió en su petición. El pintor hacía décadas que no visitaba la localidad. Entre 1948 y 49 camino de Argentina estuvo en la ciudad, que posee unos 17-19 cuadros suyos que están en el Museo Municipal. Excepto uno, Defensa del Santuario de Santa María de la Cabeza de 1937, cedido a la Dirección General de la Guardia Civil de Madrid, aunque de propiedad municipal. Tras su fallecimiento y en recuerdo de su obra se han celebrado las exposiciones conmemorativas sobre el pintor en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (1981) y en la Fundación Barceló (2007). La muestra que ahora se puede ver en Aranjuez y que permanecerá abierta hasta el 8 de febrero, recoge una buena representación de todas sus etapas, desde los retratos de mujeres melancólicas como recordaba Rafael Alberti, pasando por la religiosidad y misticismo propio de quien ha vivido el tiempo de la guerra hasta la plástica musical a partir de los años 40. La mayoría de las obras han sido donadas por colecciones particulares, aunque otras proceden de distintos museos españoles.