La fusión con Caja España-Duero, que se aprueba mañana, contará con el voto contrario de la masa social
“La empresa no tiene ninguna voluntad de contar con la masa social”. Así de contundentes se muestran los sindicatos con representación en Unicaja ante la negativa de la dirección de la entidad que preside Braulio Medel de sentar, al menos, las bases para un pacto laboral antes de que la asamblea general aprueba mañana sábado la integración con Caja España-Duero.
Los sindicatos llevan toda la semana instando a la dirección de la empresa a establecer unos principios básicos laborales que permitan que la integración obtenga el respaldo de los representantes de los trabajadores, aunque, con sólo un día de margen, están seguros de que finalmente no se llevará a cabo.
Sería una situación atípica dentro de las fusiones e integraciones que se han estado produciendo en los últimos tiempos en el panorama financiero español, ya que en todas las operaciones similares se ha alcanzado un pacto laboral o, al menos, unas bases sobre las que desarrollar el pacto con posterioridad a la aprobación de las fusiones.
En el caso de Unicaja, la asamblea podría encontrarse con una concentración de delegados en protesta por la actitud de dirección, ya que los sindicatos se sienten ignorados. “Si quieren una integración y en positivo, no pueden tener la parte social en contra”, comentan desde Secar, uno de los que posee representación en Unicaja.
Aunque el pacto laboral no es una condición sine qua non para que se apruebe la integración de Unicaja y Caja España-Duero, los sindicatos tienen claro que el Estatuto de los Trabajadores está de su parte a la hora de formar parte en este tipo de operaciones. “Se integran los derechos de la entidad pero también las obligaciones, dentro del patrimonio también están los recursos humanos, los trabajadores”, recalcan.
Los sindicatos ven difícil un cambio de actitud de la dirección de Unicaja antes de la asamblea del sábado y consideran muy difícil alcanzar un acuerdo, que sólo sería posible si se establecieran unos principios básicos claros y precisos de las reivindicaciones que han estado planteando, especialmente las garantías laborales de la plantilla fusionada.
De hecho, los sindicatos destacan la incertidumbre en la que se está moviendo estos días la plantilla de las dos entidades, desmotivada ante la falta de concreción de la operación en el aspecto laboral.
Las centrales sindicales habían reclamado a la entidad malagueña, al menos, un acuerdo de bases que fije las garantías económicas y sociales de la plantilla resultante, además de aclarar cómo se llevará a cabo el proceso de reestructuración, tanto en lo que se refiere a oficinas como a plantillas, incluido el más que hipotético plan de prejubilaciones y traslados que estiman que se abrirá de nuevo con la fusión, que exigen sean negociados con los trabajadores.
Según los sindicatos, el pacto laboral alcanzado en el mes de mayo (y que ha inspirado al ratificado en Caja España Duero antes de la fusión) puede servir de punto de partida para el de la integración, aunque existen aspectos diferenciadores, especialmente en lo relativo a la homologación de las plantillas de ambas entidades.
Por su parte, fuentes cercanas a la entidad aseguran que sí han comenzado las negociaciones, aunque señalan que la complejidad del proceso y el calendario tan reducido para la aprobación de la integración han condicionado el poder llegar a un acuerdo.