Los diez detenidos, todos de entre 30 y 36 años a excepción de uno de 53 son vecinos de Rota, Chiclana, Conil y Cádiz
Agentes de la Guardia Civil han desarticulada una organización de narcotraficantes, con la detención de diez personas, después de que estuvieran torturando durante cuatro horas a una persona para que les dijera el paradero de un alijo de hachís perdido.
Según ha indicado el Instituto Armado en un comunicado, en la operación, denominada 'Toante', han intervenido 571 kilogramos de hachís, nueve turismos, una motocicleta, siete embarcaciones, 29 teléfonos móviles, dos GPS y un revolver detonador modificado para poder usar munición real.
Los hechos tuvieron lugar cuando los agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cádiz tuvieron conocimiento del secuestro y agresión de una persona en su propio domicilio empleando una violencia extrema.
Los agentes se personaron en el centro hospitalario donde se encontraba la víctima, que necesitaba de asistencia médica y quirúrgica, para recabar infamación de lo sucedido de forma inmediata, pudiendo saber así que cuatro personas con los rostros ocultos y portando armas y un martillo, esperaban a la víctima en el interior de su domicilio. Una vez inmovilizado, fue golpeado mientras era interrogado sobre el paradero de una partida de hachís.
Los hechos se prolongaron durante cuatro horas, en las que llegaron al ensañamiento, vertiendo vinagre sobre las heridas sangrantes y empleando el martillo en numerosas ocasiones.
Organización jerarquizada
Las investigaciones de los agentes desvelaron la existencia de una organización de narcotraficantes, perfectamente jerarquizada, que se dedicaba a la introducción, almacenamiento, custodia y posterior distribución y venta de la sustancia estupefaciente que era introducida desde Marruecos utilizando embarcaciones tipo fueraborda, la cual era dirigida por un cabecilla y que contaba con una subestructura que hacía de verdadero núcleo duro, realizando los ajustes de cuentas y los castigos a quienes se saltaban la "disciplina" impuesta por el jefe de la organización, este grupo lo integraban tres personas.
Por su parte, había otros que patroneaban las embarcaciones y algunos colaboraban en momentos determinados. Otro conjunto de personas intervenían en momentos concretos mediante labores de vigilancia y finalmente una persona realizaba labores logísticas o de apoyo en el mantenimiento de las embarcaciones.
Según el Instituto Armado, desentrañar toda esta organización fue en extremo complicado para los guardias civiles, ya que empleaban grandes medidas de seguridad tanto en sus desplazamientos como en sus comunicaciones, empleando abundantes teléfonos y cambiándolos cada poco tiempo.
No obstante, los agentes interceptaron un envío de 571 kilos de hachís a bordo de una embarcación de recreo que se tenía controlada, confirmando los delitos de pertenencia a una organización criminal y tráfico de drogas.
Por ello, se solicitó de la autoridad judicial el correspondiente mandamiento de entrada y registro, realizándolos de forma simultánea en las localidades gaditanas de Rota, Conil y Chiclana de la Frontera, tanto en domicilios privados, la sede de una inmobiliaria (utilizada de cobertura) y en una nave donde se reparaban las embarcaciones.
Durante uno de los registros efectuados, los agentes localizaron una embarcación cuya matrícula y nombre pertenecían a una embarcación que había sido intervenida por la Gendarmería Marroquí y que continuaba intervenida en Marruecos, por lo que se procedió a imputar a la persona responsable de la nave en la que se reparaban las embarcaciones un nuevo delito de falsedad documental.
Los diez detenidos, todos de entre 30 y 36 años a excepción de uno de 53 son vecinos de Rota, Chiclana, Conil y Cádiz, de los cuales cuatro han ingresado en prisión y seis han quedado en libertad con cargos.