Al insigne escritor jerezano hacía tiempo que le rondaba por la cabeza esta pregunta. ¿Cómo se puede pronosticar?.Sentía verdadero miedo por las reveladoras conclusiones que podría arrojar este análisis. Arriesgado, pero necesario para tomar medidas y conocer qué caminos tomarán historia y literatura en el siglo XXI que nos acompaña. En el discurso de Caballero Bonald no aparece el término pesimismo respecto a la meditación sobre las circunstancias actuales, pero insiste en que los autores jóvenes deberán de buscar nuevas fórmulas en un panorama que “es una continuación de lo que ya se ha hecho anteriormente”, dejando entrever que ya se ha escrito de casi todo, donde “hay muchas tendencias, cada uno va a su aire, buscando su camino”.
Por su parte, la alcaldesa, Pilar Sánchez, alabó al elenco de autores nóveles que participarán en este congreso en “plena madurez”, que aborda su décima edición y que “apuesta por el porvenir y ya estamos recibiendo los frutos de los jóvenes creadores en forma de novelas, poemas, relatos o ensayos, y nos interesa mirar al futuro y hacer un pronóstico certero, una labor arriesgada, mucho más en el ámbito literario”. Respecto a la elección, explicó durante la inauguración que “no están todos los que son, pero los que están representan la parte más valiosa del mundo”, con grandes de la talla de Joan Margarit, último Premio Nacional de Poesía, José García Merino, García Montero, Benítez Reyes, José Carlos Mainer... Finalmente resaltó que la Fundación Caballero Bonald “se ha convertido en uno de los principales dinamizadores de la vida cultural de Jerez”.
Con recelo mira la literatura del siglo XXI Juan Ramón Capella, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Barcelona. Presentado por Luis García Montero, compartió con los invitados esos Modos de pensar en el futuro, que tanta desconfianza producen. En este sentido, el siglo XXI es sinónimo de futuro, y éste de progreso. Todo avance puede simbolizar la utopía. Una sociedad alienada como ya la concebía Marx o escritores que se empaparon de sus principios como Aldous Huxley, que en Un mundo feliz (1932) describía el progreso biotecnológico que daba lugar a una sociedad desalmada, sin olvidar la “tiranía tecnológica” de 1984, de George Orwell. Para Capella, existen varias “miradas pesimistas” sobre la adaptación a estas nuevas formas de comunicación. La prueba, “las matanzas industriales protagonizadas por las dos Guerras Mundiales en los últimos cien años. Estas matanzas demuestran que la idea de progreso es discutible”, sentencia.
Tras la sesión inaugural, Jesús Fernández Palacios, director de la revista de literatura Campo de Agramonte, dio paso a un debate en el que Luis Muñoz, Marta Sanz y Carlos Prado expusieron las líneas del Presente de la Literatura. Los tres pertenecen a esta corriente de jóvenes escritores cuyo cometido es perpetuar la especie literaria. Muñoz(1966), autor de libros de poemas como Septiembre, Manzanas amarillas, El apetito y Correspondencias, por el que obtuvo el premio Generación del 27 y Ojo Crítico, apuntó que “cualquier hecho literario que iniciamos está enlazado en el presente”. Da lo mismo leer un fragmento del Buscón de Quevedo que un ensayo científico publicado hace poco. Qué duda cabe además que, “la poesía abre nuevos espacios de comunicación”, las palabras son “reveladoras, nómadas y se vuelven sedentarias por un mal uso de la poesía”. Para Muñoz, su creación poética es también intransferible, “cada poema contiene una fórmula y una vez que se usa, se desintegra”. Este literato granadino compara también la poesía con un símil de un buzo que estuviese en las profundidades del mar buscando en solitario y que luego, cuando sale a la superficie, comparte con todos sus hallazgos.
La siguiente visión de la literatura y las letras del futuro corrió a cargo de Marta Sanz (1967), novelista y cuentista, también premio Ojo Crítico por Los mejores tiempos, y finalista del premio Nadal 2006 por Susana y los viejos. Dejó latente su preocupación por la confusión entre calidad y cantidad, que el escritor se convierta en un “simple servidor del público y el lector un mero consumidor” y la obsesión por la “literatura del entretenimiento, que invisibiliza el resto de opciones”, puesto que en cada libro intenta aproximarse a lo real, más que al fin único de divertir o pasar el rato.
El benjamín de la mesa, Carlos Pardo (1975), autor de El invernadero, Desvelo sin paisaje y Echado a perder, se refirió al panorama actual como un “basurero cultural” bajo la premisa de “yankee por un día”, imperante en la literatura actual. Esto es, un éxito ocasional, repentino, imposible de reproducir, “estamos hechos de un material biodegradable”, y regido por los cánones del negocio. “Y son muchos los escritores a los que se les están cerrando las puertas” por no respetar esas normas, señaló Sanz. “Este trabajo de carpintería narrativa no es satisfactorio para nosotros”, apuntó.
Para Felipe Benítez Reyes, uno de los incondicionales a la cita con Caballero Bonald, el poeta no se encuentra amordazado o sometido al criterio de el mercado manda. “No hay que ser apocalípticos, la poesía tiene una capacidad de supervivencia asombrosa”. Para el escritor roteño, todo autor “debe guardar fidelidad consigo mismo, debe ser muy libre y no renunciar a la creatividad porque es una parte esencial”. Y para aquellos que dicen que a la poesía le llegó su hora en pleno siglo XXI tras años de vacilaciones, “en toda mecánica generacional siempre hay un relevo, nunca desaparece ni ha habido interrupciones”, vaticinando larga vida a la poesía, más en estos tiempos de las nuevas tecnologías, en los que, pese a las visiones más críticas, “se lee más que nunca, mucho más que en cualquier momento histórico”, asevera Benítez Reyes.
Por la tarde, el escritor y editor Antonio Ventura dirigió el taller literario La nueva literatura infantil, seguido de otro titulado Las nuevas formas literarias del compromiso poético, a cargo de Araceli Iravedra (Universidad de Oviedo). La conversación poética la mantuvieron Joan Margarit y Luis Muñoz para hablar de sus obras poéticas con Benítez Reyes. El broche final lo puso una lectura que contó con la participación de Juan Carlos Abril, Yolanda Castaño, Elena Medel, Carlos Pardo y Luis Artigue.
‘La noche no tiene paredes’
Inquieto y preocupado cada vez que se enfrenta a una página en blanco, pero sin manifestar muchas prisas o agobios para seguir componiendo historias utilizando ese artefacto de emociones denominado poesía, “porque no tengo ni tiempo ni ganas”. Caballero Bonald aprovechó ayer su presencia en el congreso que lleva su nombre y arranca por décima vez enfocado en la literatura y los procesos modernos de comunicación para anunciar el libro que está preparando, La noche no tiene paredes, continuación de su anterior trabajo, Manual de Infractores.
El congreso continuará hoy con una conferencia de Javier Celaya, socio del portal cultural Dosdoce.com y vicepresidente de ARDE (Asociación de Revistas Digitales de España) titulada Las nuevas tecnologías y el futuro de la literatura. A continuación habrá mesa de debate, La voz de los poetas, en la que intervendrán Juan Carlos Abril, Yolanda Castaño, Elena Medel y Luis Artigue. Todos nuevos creadores que recogen el legado, pese a que no les guste sentirse “generacionalizados”, de corrientes como la poesía de la Experiencia o los Novísimos de los setenta. A las 13.00 horas presentarán el libro Ventanas de Internet, editado por la Universidad de Sevilla, con la colaboración de la Fundación Caballero Bonald.
A las 18.00 horas, taller literario denominado Las nuevas formas del compromiso poético, a cargo de Araceli Iravedra. Antonio Ventura será el encargado de continuar con un nuevo taller enfocado a La nueva literatura infantil. A las 19.00 horas intervendrán otra tanda de escritores jóvenes. Mercedes Castro, Eva Díaz Pérez e Isaac Rosa aportará su visión sobre Los nuevos caminos de la novela. Finalmente, a las 20.30 horas, José María Merino y Andrés Neuman conversarán sobre sus títulos con Antonio Reyes Ruiz.
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