Los principios del siglo XXI ponían, pues, punto final a una actividad que se había desarrollado en San Fernando desde el siglo XVIII, cuando el primer Borbón construyó tres almacenes de pólvora negra.
Fue, además, el primer suelo militar que se desafectaba en la ciudad, precisamente cuando se complementó con los años a través de expropiaciones de suelos que el Ministerio de Defensa intentó no devolver a sus antiguos propietarios con una ley de última hora por la que los reversionistas perdieran sus derechos si no habían reclamado las tierras diez años antes. Pero las habían reclamado y ganaron el pleito.
A partir de ahí llega una larga historia conocida por los ciudadanos a fuerza de contarse decenas de veces y con versiones diferentes, hasta el punto de que todavía no está solucionado el futuro del medio millón de metros cuadrados y el último Pleno ordinario del Ayuntamiento trató su desarrollo después de que, quizá por fin, se abra un pasillo de cordura en la búsqueda del aprovechamiento económico.
Desde fuera
Sin embargo, la inmensa mayoría de los ciudadanos de San Fernando sólo conoce de los polvorines lo que se ve de alambradas hacia fuera. Pocos la riqueza que esconden y sobre todo, las posibilidades de unas instalaciones apartadas y lo que es más importante, insonorizadas para acoger actividades de ocio en una zona comercial y en una zona repleta de vestigios históricos.
Eso es lo que ha comenzado a hacer una plataforma que recoge firmas para que Punta Cantera no sea arrasada, sino que se desarrolle siguiendo los criterios económicos que tenga que seguir, pero armonizándolos con la salvaguarda del interés histórico y cultural que tiene. “La Historia la forjan los pueblos y pertenece a los pueblos. Es el patrimonio intangible que cohesiona a la gente y la hace compartir un sentimiento común. Por eso, nadie, ningún gestor ideológico o religioso, debería interpretarla a su manera, ni sesgarla. Nadie debería apropiarse de la Historia; es de todos”.
Ese es el enunciado que busca que en los vestigios que han dejado los años en la Isla de León se intervenga de forma oportuna como se ha hecho con algunos restos históricos que están en proceso de recuperación, en contraposición a otros que se han perdido para siempre.
En Fadricas hay veinte polvorines de distintas características arquitectónicas, distintos propósitos y distintos periodos constructivos que van desde 1730 hasta la década de los años 70 del siglo XX. Todos ellos intercomunicados por una red de caminos. También unas murallas que rodean parcialmente el promontorio de Punta Cantera, construidas en el último tercio del siglo XVIII.
Un embarcadero denominado de Fadricas o de la Casa Blanca, que ya era “muelle antiguo” a finales del XVIII. Un espigón denominado Muelle para la Pólvora de SM, construido antes de 1776 y cuyos planos originales datan de 1750 y un alfar romano, sin excavar, datado provisionalmente en torno al primer siglo antes o después de Cristo.
Recogida de firmas
Han comenzado a recoger firmas con las que piden a los representantes políticos que no se privatice la gestión de Punta Cantera. “La historia, los vestigios físicos y la propiedad de la tierra pertenecen y deben seguir perteneciendo a los isleños y al mundo, y deben ser gestionados desde el interés público y la sostenibilidad, nunca desde entidades que busquen beneficios económicos antes que ofrecer un servicio a los ciudadanos”.
No piden que se queden como están a la espera de que se los coma la hierba. Antes bien, son conscientes de la potencialidad que ofrece el desarrollo de ese espacio público. “Pedimos encarecidamente a nuestros políticos inteligencia para que mediten y piensen a medio y largo plazo; para que no actúen en Punta Cantera deslumbrados por intereses inmediatos y fáciles. Y, sobre todo, deseamos que nuestros políticos recuerden que no pueden disponer de lo que no es suyo, de lo que sólo pertenece a los ciudadanos”.
Finalmente, pide a los políticos que gestionen Punta Cantera “con lealtad al pueblo de San Fernando y, sobre todo, que respeten la historia y la identidad”.
Desde dentro
La mejor forma que encuentran para conseguir el apoyo de la gente es precisamente dando a conocer lo que hay dentro, a través de videos y fotografías que el promotor de la idea, Miguel Ángel López Moreno, autor del libro La heredad de Fadriques, editado por la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de San Fernando, ha puesto a disposición de este periódico.
En esas fotos se muestra lo que hay detrás de la alambrada, lo que queda de los polvorines por dentro y por fuera, los edificios que son susceptibles de ser conservados previa rehabilitación y la vasta extensión de terreno por el que los ciudadanos de San Fernando y de la Bahía podrían pasear algún día. No se sabe cuándo, pero algún día.
Se da la circunstancia de que la mayor riqueza de los Polvorines de Fadricas se encuentra ubicada en la franja cercana al mar, protegida por la Ley de Costa, por lo que es más factible actuar bajo criterios conservacionistas quedando como queda la mayor parte para otro tipo de actividades, desde la constructiva hasta la comercial, de las que se ha hablado.
Receptividad municipal
Los promotores de la recogida de firmas para conservar la riqueza histórica de Fadricas, por lo pronto, ya han conseguido que el nuevo delegado de Urbanismo, Angel Martínez Sánchez, se refiera a ellos en el pasado Pleno, lo que indica que el Gobierno municipal está dispuesto a estudiar los usos del medio millón de metros cuadrados contando con todas las variantes posibles.
A la espera de ver hasta dónde llega esa receptividad, lo cierto es que los tres partidos mayoritarios -incluso el que dejó de serlo- llevaban proyectos de bajo impacto para esa zona, lo que es tranquilizador.
Nota: El video que acompaña la noticia fue emitido por Onda Luz TV Cádiz con guión basado en textos de 'La heredad de Fadrique´. Realizado en el entorno de AIGAD (Asociación de Investigadores Gaditanos) 2005
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