Según han indicado a Efe fuentes municipales, parte de esos inmigrantes que duermen a las puertas del albergue temporero, pertrechados con mantas e incluso bajo improvisados tenderetes hechos con plásticos y telas para resguardarse del frío, han rechazado la entrada a la instalación municipal por decisión propia.
“Hay personas que no entran porque temen perder el sitio que han conseguido fuera y otras que rehuyen la oficialidad de un albergue, porque no tienen papeles”, ha resaltado a Efe el presidente de Cáritas Diocesana, Juan Carlos Escobedo.
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