El acusado, A.A., agredió a su pareja por motivos de celos dándole puñetazos
La Audiencia de Sevilla ha condenado a seis años y medio de cárcel a un hombre de 51 años, de nacionalidad chechena, por varios delitos de violencia machista, entre ellos seguir a su novia hasta Santander, donde se había refugiado huyendo de él, y obligarla a tomar un autobús de regreso a Sevilla.
La sentencia de la Sección Cuarta, a la que ha tenido acceso la agencia de noticias Efe, explica que el acusado A.A. entabló a finales de julio de 2007 una relación sentimental con la ciudadana rusa F.I. y en septiembre la agredió por primera vez, por motivos de celos, dándole puñetazos en la cara.
A partir de entonces “la actitud del acusado se volvió cada vez más controladora y agresiva”, de modo que telefoneaba continuamente a su novia, acusándola de verse con otro hombre, y acechaba la vivienda de Sevilla donde trabajaba como empleada de hogar interna, según la sentencia.
Ante esta situación, los empleadores de la mujer le buscaron trabajo en otra vivienda de Sevilla, pero A.A. empezó a “presionar amenazadoramente” a sus amigas para que le revelaran su paradero, ante lo cual le buscaron un tercer trabajo, en esta ocasión en Santander.
Explica la sentencia que F.I. se trasladó en octubre de 2007 a dicha ciudad, si bien accedió a reanudar sus relaciones con el acusado cuando sus amigas le informaron de que “parecía más calmado”.
En este contexto, el acusado viajó el 10 de noviembre de 2007 a Santander para visitar a su novia y ambos se alojaron en una pensión durante el fin de semana.
Cuando la mujer se dispuso a regresar a la casa donde trabajaba, el acusado “cogió las llaves de la habitación, le quitó a F.I. el pasaporte y el teléfono móvil y la retuvo contra su voluntad en el cuarto de la pensión, exigiéndole que volviera a Sevilla con él para irse a vivir juntos”, según el veredicto.
Como la mujer le dijo que prefería seguir en Santander unos meses, el acusado “prolongó su encierro durante toda la noche” y la golpeó repetidamente, lo que le causó cuatro grandes hematomas en el brazo, otro en el esternón acompañado de erosión, cuatro hematomas en la espalda, otro de cuatro centímetros en la pierna y lesiones en la mejilla, mandíbula y cuello.
A la mañana siguiente, el acusado la llevó a la estación de autobuses de la capital cántabra, Santander, y la obligó a tomar con él uno a Sevilla, sin que la víctima se resistiera “por el temor que le inspiraba” el procesado. La familia santanderina informó a la sevillana de la desaparición de la mujer.