Entre los muchos héroes que dejó la posguerra, uno de los más singulares no caminaba erguido ni empuñaba un arma, sino que se desplazaba ágilmente entre cubiertas y maullaba con autoridad felina. Se llamaba Simon, un gato callejero que se convirtió en leyenda tras servir a bordo de la fragata británica HMS Amethyst y sobrevivir al fuego cruzado durante el conocido Incidente del Yangtsé en 1949.
Simon fue rescatado en los astilleros de Hong Kong en marzo de 1948 por el joven marinero George Hickinbottom, quien, compadecido del pequeño y desnutrido animal, decidió esconderlo a bordo de la fragata. Lejos de ser una simple mascota, el astuto felino se ganó rápidamente la simpatía de la tripulación al demostrar una notable eficacia como cazador de ratas. Su carácter travieso y su costumbre de dejar roedores muertos como "regalos" en los catres de los marineros, o dormir sobre la gorra del capitán, consolidaron su fama a bordo.
Con el relevo del mando en 1948, el nuevo comandante, Bernard Skinner, mantuvo a Simon como parte de la dotación, llevándolo consigo en una arriesgada misión por el río Yangtsé. Lo que parecía una travesía de rutina terminó en tragedia cuando la nave fue atacada por fuerzas comunistas chinas. Una explosión alcanzó la cabina del capitán, matando a Skinner e hiriendo gravemente al gato.
Una recuperación heroica
Pese a las heridas y a la metralla incrustada en su cuerpo, Simon logró arrastrarse hasta la cubierta antes de ser llevado a la enfermería. Contra todo pronóstico, sobrevivió. Durante su convalecencia y posterior recuperación, retomó su papel clave como cazador de ratas, esta vez enfrentándose a una plaga que amenazaba los ya escasos suministros del Amethyst. Incluso el nuevo comandante, John Kerans, escéptico al principio, terminó reconociendo el valor del felino.
Al regresar al Reino Unido tras el dramático episodio, Simon fue recibido como un verdadero héroe. La prensa lo adoró, el público le envió miles de cartas, y las autoridades lo condecoraron con la Medalla Dickin –conocida como la "Cruz Victoria de los animales"– convirtiéndose en el único gato en la historia en recibir tan alta distinción. También se le otorgaron la medalla Blue Cross y la campaña del Amethyst, así como el simbólico rango de "Able Seacat", tras acabar con una rata apodada "Mao Tse-tung".
Una despedida con honores
A su llegada a Inglaterra, Simon fue enviado a un centro de cuarentena en Surrey, donde contrajo un virus del cual no logró recuperarse. Murió el 28 de noviembre de 1949, rodeado de atención y cariño. Su fallecimiento fue reseñado por The Times, y su funeral, celebrado con honores navales, contó con la asistencia de la tripulación del Amethyst y centenares de personas. Fue enterrado en el Cementerio Animal de la PDSA en Ilford, bajo una lápida que recuerda su valor durante el incidente del Yangtsé.
El recuerdo de Simon perdura más allá de su tumba. Un arbusto en el National Memorial Arboretum en Staffordshire honra su memoria, y el escritor Paul Gallico le dedicó su novela Jennie en 1950. Más allá de las medallas, Simon encarna la insólita pero poderosa conexión entre humanos y animales en tiempos de guerra, recordándonos que el coraje y la lealtad pueden venir en las formas más inesperadas.
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