Un clásico del brindis de Fin de Año, tras comernos las uvas con más o menso acierto, es verbalizar propósitos para el periodo que empieza, pregonar que vamos a perder peso, a ir al gimnasio, aprender un idioma, o cualquier otra propuesta que se reitera y que socialmente está bien vista. Pero la realidad, es que pocos se ponen en marcha, y los que se inician, son abandonados a las primeras de cambio.
Lo mejor es trabajar un poquito en qué quieres, qué te gusta y mira un poquito más tus emociones y lo que sientes y no esas obligaciones externas que realmente no te sirven para nadaPor eso, en el espacio informativo de 7TV Andalucía en Málaga Vicente Roca ha querido conocer la opinión de la psicóloga sanitaria u psicoterapeuta Rosario Aroca, y creánme, que ha dado claves que son comunes y muy sencillas.
Para Aroca, una de las claves es que hablamos de objetivos que se repiten, “pero solo se cumple en más o menos por un 10% de la población. Decimos muchos vamos a dejar de fumar este año pero llevo 10 años queriendo dejar de fumar. O sea que aquí pasa algo. ¿Por qué son tan cortitos esos propósitos?, ¿porque duran tan poquito? Bueno son muy exigentes y queremos todo ya”.
Este es uno de los problemas que “no hay una progresión, es de repente, hoy, cómo cambia el año ya me propongo eso”. Esto supone que “esperamos que todo sea rápido, que todo sea de repente ya, quiero todo y entonces, la ley, la teoría del esfuerzo, la dejamos a un lado. Y realmente a día de hoy nos esforzamos poquito. Queremos las cosas ya”.
Pero también, si motivamos suficientemente los propósitos que decidimos llevar a cabo con el cambio de año. Según Aroca, es importante “centrarnos en un objetivo, en un propósito. Y realmente si lo quieres o no lo quieres”. Así, según esta profesional de la psicología, “muchas veces nos decimos lo que queremos hacer pero ¿lo dices o lo sientes?”. Y es que ocurre que “muchas veces lo que hacemos, y lo he visto muchas veces tanto en mi día a día como en sesión, es que nos proponemos objetivos que a lo mejor no queremos”.
Así, considera que es clave “diferenciar entre lo que decimos y lo que sentimos”. Y lo ilustra con un ejemplo: “Imagínate que tú te propones, se repite mucho esto, aprender un idioma nuevo, aprender inglés y tienes un cero de inglés; cuando te pones a trabajar en el inglés no te sientes bien, no es agradable, pero son propósitos que son validados socialmente, entonces, nos solemos poner propósitos que se validan por lo externo, no por lo interno.
Salud mental
Para Aroca, si queremos plantearnos algún objetivo para el año que empieza, este es el del cuidado de la salud mental: “Hablaría de un propósito de salud mental. ¿Por qué? Porque es un proceso en el que se requiere esfuerzo, es un trabajo contigo mismo, es un conocerme, tener un concepto de mi mismo claro. Entonces, cuando tienes un autoconcepto tuyo, ya sabes lo que quieres, ya le haces caso a esas emociones y al final es un proceso con esfuerzo, para ti para tu bienestar, para sentirte realizado y no por lo externo, lo material, como venga, como comprarme un reloj digital inteligente”.
Si no se siguen esos pasos, ocurre el abandono: “Al final posponemos. Siempre, al inicio, estoy muy motivado o quiero, pero lo pospongo, lo dejo para luego, no lo hago: nuestro diálogo es siempre, bueno, para la semana que viene, bueno el año que viene, bueno el mes que viene, el lunes, y al final, ¿qué está ocurriendo? Que estás evitando, porque, lo que veo yo mucho en terapia, es que evitamos emociones desagradables”.
Esto supone según Aroca, que “si algo no me gusta, tu cuerpo lo está rechazando, realmente, no lo quiero. Pero hay un otro diálogo que dice que tengo que perder peso, tengo que hacer dieta, tengo que saber inglés, tengo que hacer muchos viajes, como una obligación para que me validen socialmente”
Por eso, llama a “trabajar un poquito en qué quieres, qué te gusta y mira un poquito más tus emociones y lo que sientes y no esas obligaciones externas que realmente no te sirven para nada”.
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