En una impactante historia documentada en la investigación de Miguel Ángel Paredes Cruz, María (nombre ficticio), una joven sevillana de 30 años, comparte los episodios aterradores que vivió cuando tenía 25 años en 2019. Aunque hoy está casada y ha encontrado tranquilidad, esos sucesos vividos dejaron una huella imborrable en su vida.
Fenómenos inquietantes: un sonido que lo cambia todo
María trabajaba entonces en un bar en la capital de Sevilla. Una noche, mientras realizaba las tareas de cierre, escuchó un sonido peculiar proveniente del almacén: algo que parecía una canica cayendo al suelo y rodando. Aunque decidió no darle importancia en el momento, ese extraño ruido marcaría el inicio de una serie de experiencias paranormales.
Al llegar a casa esa noche, todo parecía normal. Tras ducharse y ponerse cómoda, se dispuso a descansar junto a su perro, un pitbull que solía ser su compañero fiel. Sin embargo, ya entrada la madrugada, el animal comenzó a ladrar de forma inusual y con evidente miedo, dirigiendo su atención hacia el pasillo desde la puerta del dormitorio. Alarmada, María se levantó y vio cómo su perro ladraba hacia algo invisible, con el rabo entre las patas.
En un arranque de valor, siguió al perro hacia el salón, donde divisó una figura alta y oscura moviéndose hacia la cocina. Decidió seguirla, pero lo que encontró en la cocina la paralizó de terror: una mujer de cabello largo y negro, vestida con un camisón blanco, cuya mandíbula estaba ausente. La visión fue tan impactante que María no pudo gritar ni moverse.
Cuando la figura levantó un brazo hacia ella, María logró reaccionar y gritó, despertando a su hermana y a su madre, quienes acudieron rápidamente. Aunque sus familiares intentaron tranquilizarla, atribuyendo lo sucedido a una pesadilla, María estaba convencida de que lo que había presenciado era real. Su perro, testigo de los eventos, había estado con ella todo el tiempo.
Al día siguiente, mientras trabajaba en el bar, volvió a escuchar el ruido de la canica. Esta vez, se armó de valor para buscar el origen, pero no encontró nada. Los días pasaron, pero el miedo persistía. Por las noches, su perro seguía ladrando hacia la puerta, lo que llevó a María a cerrarla por temor a que la experiencia se repitiera.
La conexión con Halloween y una advertencia
Cuando se acercaba la noche de Halloween, María sentía una extraña ansiedad. Para evitar quedarse sola, pidió a su hermana que la acompañara al bar. Fue entonces cuando ambas escucharon nuevamente el sonido de la canica. Un hombre que trabajaba cerca las alertó de un asalto en la zona, lo que añadió tensión al momento. Sin embargo, lo que más las inquietó fue la respuesta del jefe del bar al contarle lo ocurrido. Según él, ese ruido era habitual en el lugar y, en ocasiones, iba acompañado de música de iglesia. También sugirió que tal vez esos sonidos eran advertencias de algo peligroso.
En el bar, un pequeño altar con figuras religiosas sufrió un extraño incidente: los objetos salieron despedidos inexplicablemente, dejando a María aterrorizada. Entre ellos, una figura de San Judas Tadeo apareció sin cabeza, y aunque buscaron la pieza, no lograron encontrarla.
Un encuentro con lo inexplicable
Los fenómenos continuaron, afectando cada vez más el estado anímico de María. Una noche, mientras recogía el bar, una silla salió volando hacia ella y el grifo del fregadero se abrió solo. Desesperada, decidió buscar ayuda espiritual.
Un especialista en limpiezas energéticas le reveló que había atraído a un "alma en pena", posiblemente similar a ella en vida. Según el experto, esta entidad no descansaría hasta apoderarse de su alma. La limpieza realizada ayudó a María a recuperar la calma, y tras el ritual, descubrieron un nombre grabado en la barra del bar, como una última señal de la presencia que la había acechado.
Desde aquel día, María asegura que su vida ha mejorado, pero el recuerdo de lo vivido aún la llena de nerviosismo. Evita pronunciar el nombre grabado en la barra y prefiere no escuchar que alguien lo mencione. Para ella, esa experiencia marcó un antes y un después, dejando claro que hay fenómenos que desafían toda explicación lógica.
Esta historia, recogida por Miguel Ángel Paredes Cruz, resalta cómo los sucesos paranormales pueden irrumpir en la vida diaria de una persona, dejando preguntas sin respuesta y recordando que, a veces, lo inexplicable está más cerca de lo que imaginamos.
*Si has vivido alguna experiencia extraña no dudes en escribirnos y contárnosla a correodecontacto.garciabautista@gmail.com
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
