Pese a los avances del feminismo, en Navidad las mujeres siguen acarreando con la mayor parte de la carga física y mental de las celebraciones, un trabajo invisibilizado que conlleva desgaste emocional, han explicado a EFE expertos como los sociólogos Francesc Núñez y María Olivella o la secretaria de Igualdad de la Generalitat, Sonia Guerra.
"En realidad lo que ocurre en Navidad es que se reproduce lo que ya pasa en cuanto a conciliación el resto del año. A pesar de que las mujeres ya hace tiempo que se incorporaron al mercado laboral, la carga del trabajo doméstico y de cuidados sigue recayendo en los hombros de las mujeres", cuenta Guerra.
La también presidenta del Instituto Catalán de la Mujer ha llamado la atención sobre que en las fiestas navideñas la carga no solo tiene lugar el mismo día de la comida o cena, sino en la preparación previa, un lastre "también a nivel psicológico" de previsión y gestión.
Sobre esa "carga mental", la socióloga María Olivella subraya que es "un trabajo muy intangible, muy invisibilizado pero imprescindible para garantizar la vida de las personas y la cohesión social".
En ese sentido, cuenta que incluso "muchas mujeres tienen miedo a estos espacios vacacionales, ya sea Navidad o verano, porque mientras para algunas personas son vacaciones, para otras es mucho trabajo logístico, de gestión de relaciones personales, y ven cómo otros miembros de la familia, normalmente los que tienen un rol masculino, tienen realmente vacaciones".
Sobre el origen de esta desigual carga que se agudiza en Navidad, el sociólogo y profesor de Arte y Humanidades de la Universidad Oberta de Catalunya Francesc Núñez explica que este fenómeno está profundamente arraigado en las normas culturales y tradiciones.
"Actuamos según el rol que se espera de nosotros"
"Los roles que jugamos en la vida son la encarnación de las instituciones sociales. Actuamos y sentimos de acuerdo con lo que estos roles esperan de nosotros, y en Navidad, una tradición todavía bastante sólida, ese peso se acentúa", explica.
Los expertos abogan por desarrollar políticas que equilibren la vida laboral y familiar, tales como horarios flexibles, servicios de cuidado próximos y accesibles, y estrategias que valoren y compartan las tareas de cuidado en el ámbito doméstico, además de visibilizar la carga mental.
"Hemos visibilizado parte del trabajo reproductivo, pero nos falta visibilizar y reconocer toda esta carga mental por entender que es trabajo y que genera mucho ruido en la cabeza de las mujeres ", reclama Olivella.
Núñez sugiere algunos pequeños pasos prácticos, como "promover una mirada crítica" e "identificar y cuestionar las dinámicas familiares tradicionales que perpetúan la desigualdad en el reparto de tareas".
"Es necesario involucrar a todos los miembros de la familia y repartir las tareas para aliviar el estrés de quien suele asumir la mayor parte del trabajo", añade Olivella.
"Básicamente lo preparo yo todo"
En el mercado de Les Corts de Barcelona, en víspera de fiestas, una vecina del barrio, Laura Doncel, ha contado a EFE que en Navidad asume el grueso de planificación y preparación de las comidas: "Básicamente lo preparo todo yo".
"Después, para recoger, ayuda más gente de la familia pero vaya, principalmente también las mujeres", reconoce.
Algo parecido le ocurre a Teresa Ginestà, que apunta que en casa ella asume toda la carga. "Mi marido, que en paz descanse, tampoco hacía nada", rememora.
Ni siquiera cumplir años ha servido a María del Carmen Hidalgo (90) y Pilar Martínez (92) a desentenderse de cocinar en Navidad, tal y como han contado a EFE de regreso del mercado.
"Sí, sigo cocinando el plato principal. Mis hijos traen algo de segundo", explica Hidalgo, quien añade: "Las mujeres pensamos más las cosas, sobre todo en los pequeños detalles, y tenemos en la cabeza lo que le gusta más a uno u otro".
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