Una de las citas imprescindibles de la Navidad jerezana tiene que ver con la tradición belenista. El próximo año se cumple medio siglo desde que la Asociación de Belenistas de Jerez instaló su primer Nacimiento. No sólo se celebrará el aniversario, sino la trayectoria de una de las corrientes artísticas más aplaudidas de España en torno al mundo del belén, hasta el punto de que se habla de una “escuela jerezana”. De momento no han faltado a su cita con el montaje de la Exposición del Arte del Nacimiento, que cumple 46 ediciones, en la Sala De Profundis de los Claustros de Santo Domingo, y que, un diciembre más, se ve complementada con la muestra El belenismo en la provincia de Cádiz, organizada por la Federación Gaditana de Belenismo.
La exposición cuenta con una amplia muestra de dioramas elaborados por los miembros de la Asociación, mientras que la colección provincial de la planta alta se abre con un espectacular Nacimiento Popular Andaluz, cuya escenografía está inspirada en un lugar nevado utilizando diferentes técnicas artísticas. El mismo ha sido realizado para la ocasión por miembros de la Asociación Cultural de Belenistas de San Fernando El Redentor. Los autores de la escenografía han sido José Manuel González, Roque Gallego, Juan Antonio Jardinel, José Antonio Rodríguez, Manuel Moreno y José Luis Almagro. Las figuras proceden de Arte Sacro Hermanos Cerrada.
Este espacio expositivo dedica este año un lugar destacado a un belenista jerezano, Ramón García, que enfila ya su último año como presidente de la Asociación de Belenistas de Jerez, tras ocho años al frente de la misma. “No tengo palabras para agradecer el honor que me han hecho con esta exposición y que se pueda ver toda esta obra mía en su conjunto. Para mí es recordar una a una qué es lo que significó y lo que siguen significando”, explica durante el paseo guiado que hacemos a su lado por el recinto expositivo de Los Claustros.
En total son 23 dioramas, más el creado para este año, La luz de Belén, que se encuentra expuesto en la Sala De Profundis. “Los conservaba en mi casa. Tengo en total 27, y la verdad es que voy a tener que buscar más espacio para conservarlos”, explica. 27 dioramas que coinciden con los 27 años que lleva como asociado, aunque su afición por el mundo del belén se remonta muchos años más atrás, incluida la simpática anécdota de cuando tenía unos cuatro años. “Mi primer belén no lo hice, sino que lo deshice”, y se explica: “Le metí fuego, ya que cogí una cerilla para encenderle la fogata a los pastores para que no pasaran frío. Aquello era de papel y serrín, y mi madre al verlo le tiró un cubo de agua encima. Ese es mi primer recuerdo”, comenta con una sonrisa.
Pero a partir de ahí comenzaría cada año a ayudar a su padre con el montaje del Nacimiento, hasta que con unos 14 años decidió empezar por su cuenta. “La afición me viene por tradición familiar. El belenismo se mantiene así, pasándolo de padres a hijos. Es algo que tomamos de nuestros padres, y ellos de los suyos. Mi abuelo lo montaba haciendo figuras de barro y papel, porque no tenían dinero para comprarlas”. Pero ya a los 18 años empieza a visitar las exposiciones de dioramas “y empiezo a preguntarme cómo se hace eso, cómo se consiguen esas construcciones. Voy combinando lo tradicional, el papel y el corcho, con las nuevas técnicas. Y así seguí, primero autodidacta, pero después acudiendo a los cursos de belenistas que ya ofrecía la asociación”.
García recuerda que en el 78 la Asociación hizo su primera exposición de dioramas. “No había formato ni medidas concretas; luego se establecieron medidas por dos motivos, el ancho para entrar por las puertas, de 70 cm, y un metro de fondo, y el un cajón para almacenarlo. Desde entonces se conservan cerca de 60 en la sede de la asociación y han pasado a ser patrimonio artístico de la asociación. El resto los autores se los llevan, o si han fallecido sus herederos han creído conveniente que estén en la sede de la asociación”.
La exposición que le ha dedicado la Federación Provincial comienza con una colección de “belenes de sobremesa, para mostrar que con cualquier material y en cualquier espacio se puede montar un belén. Con cualquier figura y materiales que encuentres en cualquier sitio. Son belenes para pequeños espacios. Innovaciones, como un relicario, un cuadro con botones y telas, el sombrero con el maniquí (un belén en la cabeza), en redondo”.
Y prosigue con la colección de los 23 dioramas, exhibidos de forma cronológica a como suceden los hechos según las Escrituras. El más antiguo es de 1999 y cobran ahora un sentido narrativo, ya que en el momento de ser creados respondían a una idea artística del autor: “Cada año pienso en una escena distinta de la Natividad y ésa es la que desarrollo. No hay ninguno igual. Aquí empezamos empiezo con la Anunciación y termino con Jesús entre los doctores”.
Las figuras suelen ser de encargo, cuando son escenas más específicas, pero asegura que no tiene predilección por autores. “En función de lo que necesito recurro a uno o a otro, no hay ninguno privilegiado”. Así, encontramos figuras de Joaquín Pérez, Pedro Ramírez, Mayo, Landi, Angel Martínez, Pepe Domínguez, Bruno Díaz, Juan Miguel Barba…
A Ramón García le gusta jugar con las dobles lecturas, como ocurre en el sueño de José, en el que contrapone dos posibles futuros, y también con la simbología, como hace con la presencia de la rata (el pecado) en algunas escenas, o con los espejos, en el diorama sobre la matanza de Herodes, al tiempo que no se decanta por una técnica en concreto o por las mismas construcciones. Su afán es contar una historia con cada una de sus creaciones y mantener vivo de paso la tradición belenista en Jerez.
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