Allí los menores reciben charlas por parte de un equipo médico, que les enseña cómo mantener a raya la enfermedad mediante una buena alimentación, ejercicio y aplicando correctamente el tratamiento. Y también aprenden a hacerse ellos mismos los controles y a ponerse la insulina viendo a los compañeros hacerlo. Con total normalidad, lo que, en palabras del presidente de la asociación, Rafael López, “favorece la independencia de sus padres y les permite adquirir confianza”.
Pero las charlas son sólo una pequeña parte de este campamento en el que prima la diversión: hay juegos, talleres, piragüismo, escalada, tirolinas... Excepto por el necesario control médico y alimenticio, es como cualquier otro campamento de verano. En cuanto a la alimentación, López señala que es “la que debería ser para todo el mundo, basada en la dieta mediterránea y evitando los azúcares de absorción rápida, chucherías y bollería industrial”.
El campamento está subvencionado por la Junta de Andalucía, y se paga una cuota “simbólica” de 70 euros para los que pertenezcan a asociaciones de diabéticos, si bien la actividad está abierta también a los no asociados y, si las plazas vacantes lo permiten, a los no diabéticos, muchos de los cuales acuden acompañando a familiares y amigos. Eso sí, todos ellos deben tener entre 7 y 17 años. La Asociación Huelva Diabetes nace en 1996 y tiene en la actualidad 337 socios.
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