Una nueva etapa, recreativa y solidaria, del Club 63

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  • La Junta Directiva. -
Sobre un Club Sociocultural que marcó historia y ahora destaca por su solidaridad.
El año 1963 es recordado en la capital a través de un calendario cultural que ha quedado marcado por el nacimiento de la Sociedad Club 63, aún viva, que dedicó todos sus esfuerzos a impulsar la vida cultural de Jaén.

Se iniciaba una década en la que las reuniones de amigos en un club destacado de la ciudad era una cuestión de estatus social. De hecho, para pertenecer a la Sociedad Club 63, dos de los socios tenían que avalar el ingreso de uno nuevo.

El primer presidente fue Ramón Calatayud, entonces alcalde de la capital, y consiguieron sumar más de 500 socios. Sin embargo, estos se han reducido a 54 socios, por lo que la Junta Directiva ha decidido ceder sus instalaciones a los responsables de la Asociación de Personas Sordas de Jaén (APROSOJA).

De los 540 metros cuadrados de la sede de la Avenida del Ejército Español, 2, la segunda en su andadura, los responsables del Club 63 se quedarán con tres salas para seguir desarrollando sus actividades, ahora, meramente recreativas, durante los próximo 15 años.

Francisco Espinosa, su presidente, comparte tardes de lectura, dominó, cartas y charlas con Luis Guzmán, el secretario; pero también con Rafael Cabrero, Aurelio López y Simón Fernández, entre otros muchos. Todos recordaban a VIVA JAÉN largas tardes de reuniones amigables en las que las conversaciones más cotidianas, sobre política, toros y sociedad, se convertían en la excusa para pasar largas tardes en convivencia.

Ahora, las reuniones se repiten, pero los inunda el carácter 'recreativo' del Club, lejos ya de la promoción cultural en pro de una ciudad muy diferente de la de la década de los sesenta. Y es que en Jaén fueron sonadas la organización de exposiciones pictóricas, premios literarios y eventos culturales en los que aparecía la firma Club 63.

“El problema ha sido que no se ha renovado la sangre del Club con juventud”, valoraban a VIVA JAÉN, asegurando que durante los últimos años, por muerte y por dejadez de los socios, el número de personas que forman parte de la Sociedad se ha reducido a medio centenar. “No podemos mantener esta sede, pero el Club 63 nunca morirá”, confirmaban.

Se enfrentan así a una nueva etapa, recreativa y solidaria, compartiendo espacios ‘de paso’ con los miembros de la Asociación de Personas Sordas, eternamente agradecidos por las condiciones que ha puesto la Junta Directiva del Club 63.

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