El joven empresario Ricardo Álvarez Ortega, dueño de varios restaurantes y locales de pastelería muy concurridos en Málaga, ha decidido responder públicamente en redes sociales a lo que considera 'ataques desproporcionados' de los vecinos del centro antiguo de la ciudad andaluza, que interponen denuncias contra sus establecimientos por ocupar la vía pública con mesas y sillas, y por las quejas por contaminación acústica en calles tan populares como Carretería, actuaciones que son motivo luego de expedientes sancionadores por parte de la Policía Local.
El hostelero del grupo 'El Caserito S L', que ha sido premiado por la Asociación Jóvenes Emprendedores de Málaga (AJE) por su edad y las decisiones empresariales que ha llevado a cabo en tampoco tiempo, es dueño entre otros de la pastelería cafetería 'Cheesequería' o del restaurante 'Fomo', ambos situados en esta vía peatonalizada por el Ayuntamiento de Málaga hace dos años, y en donde se concentran en una zona acústicamente saturada (ZAS) decenas de bares musicales y de tapas, que han ocupado antiguos locales de comercio tradicional de la capital malagueña.
Calle Carretería cuenta también con más de 300 apartamentos turísticos y apartahoteles, en edificios que hasta hace cinco años estaban catalogados como residenciales.
Álvarez Ortega tiene a día de hoy 3.111 seguidores con tan solo 11 publicaciones en Instagram, y ha lanzado recientemente un vídeo en esta plataforma que con el título 'Qué difícil es emprender en este país' donde critica lo que considera que es un exceso de burocracia de las autoridades municipales y de persecución por parte de algunos residentes del casco histórico, para que negocios como el suyo no puedan ejercer una actividad comercial que, dice, genera decenas de puestos de trabajo.
"No tenía pensado hacer este vídeo, pero me veo obligado a hacerlo. Voy a abrirme una cerveza porque creo que el vídeo va a durar", explica Álvarez al inicio, y frente a la cámara relata las últimas denuncias que ha sufrido por instalar alrededor de cuatro mesas y sillas en un local de una calle que da a Carretería, cuya anchura es de apenas de dos metros para el paso de los peatones.
"Tengo siete negocios y en todos nos están jodiendo", espeta irritado, que dice que no va aceptar en el futuro "ningún premio más ni ninguna medallita" de cualquier administración, porque "no nos dejan trabajar" en zonas no solo del centro sino de El Palo o Teatinos, donde tiene locales.
VISITA DEL ALCALDE EN LA DANA
El hostelero ha recordado cómo horas después de las inundaciones por la Dana hace unas semanas, desde el Ayuntamiento de Málaga le llamaron para decirle que el alcalde, Francisco de la Torre, iba a hacer una visita a los locales de Carretería, entre ellos los dos suyos, para conocer el estado de los daños.
"Pero no necesitamos ese tipo de apoyo, lo agradezco, como me gusta hablar de lo bueno y lo malo. Estoy agradecido del servicio de limpieza municipal", dice, para luego reclamar una mayor flexibilidad policial y administrativa para el sector hostelero.
"En Málaga falta organización municipal y si un vecino te denuncia, te obligan a quitar la terraza porque los trámites de conceder la licencia de apertura son más lentos que los de la denuncia, o de que la Policía actué para retirar una terraza", explica el joven, que asegura haber seguido la "ley a la perfección" con las indicaciones de los técnicos municipales para controlar los decibelios, después de haber sufrido denuncias de los vecinos por contaminación acústica.
En uno de éstos y otros locales de calle Carretería, los residentes han llamado en ocasiones a la Policía Local porque los clientes salían por la noche al exterior del establecimiento con sus consumiciones, lo que alteraba el descanso vecinal sobre todo los fines de semana.
Para el propietario de la popular pastelería, al que se han abierto expedientes por ampliar el espacio de la terraza que tiene concedida, con estas actuaciones municipales se fastidia a "los pequeños negocios que no molestamos".
"Y si un cliente se sienta y mueve un poco la silla, van y te denuncian. Y esto por moverse un metro cuadrado", recuerda el joven en el vídeo, que cuestiona de este modo las reivindicaciones vecinales desde hace años, por el exceso de mesas y sillas en calles estrechas del centro de Málaga hasta altas horas de la madrugada, lo que dificulta la movilidad de vehículos de emergencias como bomberos y ambulancias.
Álvarez, que considera un "orgullo que se hable de la marca Málaga" pero insiste a la vez que "qué difícil es emprender en este país", ha cuestionado que se denuncie por este tipo de ocupación de la vía pública cuando los técnicos de Comercio y Urbanismo dan de paso la actividad de bares y restaurantes fijando el espacio a ocupar por las terrazas.
"Que un vecino te quiera molestar y fastidiar sin motivo alguno, es más rápido que las licencias y los procesos de las administraciones públicas", concluye el hostelero en su vídeo.
RESPUESTA DEL COLECTIVO VECINAL
Para el presidente de la Asociación de Vecinos del Centro Antiguo, Carlos Carrera, "si la Policía y el Ayuntamiento actuaran de oficio por el incumplimiento de las ordenanzas, los vecinos no tendrían que ponerse a pelear con los hosteleros. No hay inspecciones adecuadas, y luego el Consistorio se presenta como mediador", añade.
El colectivo vecinal, que dispone de un grupo de trabajo que hace seguimiento de la ocupación de la vía pública más allá de los límites otorgados, viene cuestionando desde hace más de una década el problema que supone para el descanso de los residentes los excesos de las terrazas.
Carrera recordó que los incumplimientos y sanciones "no solo son por las mesas y sillas de las terrazas, sino también por los toldos o los expositores" que colocan los dueños de los establecimientos.
"Los hosteleros de Málaga se han acostumbrado a creer que en la calle no tienen una limitación física. Y eso de mover la silla medio metro en la vía pública lo hacen porque en sus locales les es imposible", concluye.