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El Condado

Nueva edición revela la vigencia de 'El mito de Doñana', casi medio siglo después

Este libro es junto a los de Abel Chapman y José Manuel Caballero Bonald una "obra fundamental sobre ese mágico territorio que es el Parque Nacional de Doñana"

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  • Palacio del Acebrón -

Hace casi medio siglo el Ministerio de Educación encargó a Miguel Delibes un libro sobre el Parque Nacional de Doñana y el escritor rechazó el encargo diciendo que el indicado para llevarlo a cabo era el escritor Aquilino Duque, quien lo tituló "El mito de Doñana" y señaló en sus páginas unos peligros que siguen amenazando esta joya natural.

También autor de una "Guía natural de Andalucía", Aquilino Duque (Sevilla, 1931-2021) ya era entonces Premio Nacional de Literatura y dueño de una obra literaria que abarcaba el ensayo, la novela y, sobre todo, la poesía, y ahora ha sido el hijo de Miguel Delibes, el biólogo Miguel Delibes de Castro, el autor de esta nueva edición de "El mito de Doñana".

Este libro es junto a los de Abel Chapman y José Manuel Caballero Bonald una "obra fundamental sobre ese mágico territorio que es el Parque Nacional de Doñana", según sus nuevos editores, la Fundación Caja Rural del Sur, y una obra que ha acabado haciendo honor a su título por convertirse en un libro "mítico".

Lo es porque Aquilino Duque, que a lo largo de su vida se distinguió por su visión crítica de la actualidad social y política, no quiso limitarse en esta obra a la mera descripción, evocación e historia de Doñana, sino que dejó "un apasionado alegato de la importancia del Parque de Doñana para nuestra propia existencia como comunidad", según ha señalado en la presentación de la nueva edición el escritor y poeta jerezano José Mateos.

Crítico e incordiante

Además de ser un conservador en el más amplio sentido del término, Aquilino Duque se distinguió, según Mateos, por su "rotundo conservacionismo", y también hizo valer su "postura crítica e incordiante" en la defensa de este espacio natural que en aquella época tuvo que afrontar una amenaza que hubiera significado su muerte, la de una carretera próxima a la costa que uniera las provincias de Huelva y Cádiz.

"Cómo alguien en su sano juicio pudo proponer un proyecto como el de esa carretera", ha exclamado hoy en la presentación de esta nueva edición Bibiana González-Gordon, descenciente de una de las familias que fue propietaria de una gran extensión de Doñana, hija del naturalista y ornitólogo Mauricio González-Gordon, traductor del inglés de una de las principales guías ornitológicas de Europa.

Bibiana González-Gordon, cuyo bisabuelo cazaba en las marismas de Doñana con Abel Chapman y Walter J. Buck, autores hace algo más de cien años de "La España agreste" y "La España inexplorada", obras ampliamente basadas en este espacio natural, ha evocado la época en que el rey Alfonso XIII acudía a cazar a este lugar olvidado del mundo.

En una ocasión el rey se perdió y dio con uno de los carboneros que sobreviven gracias a la piña, quien le ayudó a salir de la marisma no sin advertirle que había escuchado que Alfonso XIII estaba cazando en las proximidades, algo que el monarca le corroboró diciéndole que él mismo pertenecía a esa partida de caza, pero sin identificarse.

Reyes, camellos y un ornitólogo tuerto

Como el carbonero quiso saber cómo distinguir al rey llegada la ocasión, el monarca le dijo que eso era muy sencillo porque en su presencia todos se descubrían menos él, con lo que llegado el momento de reencontrase con el resto de los cazadores y saludar todos quitándose los sombreros, el carbonero exclamó: "Pues uno de nosotros dos es el rey, y yo no soy".

González-Gordon también ha recordado el tiempo en que hubo camellos en la marisma -se emplearon en la construcción de una carretera y luego fueron abandonados a su suerte y se aclimataron hasta que desaparecieron por muerte natural-, y sorprendían a los lugareños, uno de los cuales los identificaba con "ballenas" y otro con "ánimas del Purgatorio", por lo que los eludía con el argumento de que él no hablaba latín.

También ha recordado a ornitólogos legendarios, a uno de los cuales dejó tuerto un búho, tras lo cual escribió sobre sus experiencias un libro titulado "Un ojo por un pájaro", y ha citado al poeta Luis Rosales y su idea de que el "mito" es el recuerdo de una esperanza, "con la esperanza de que el conocimiento del pasado ayude a superar los retos del futuro".

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