JAÉN 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia de Jaén ha condenado a 20 años de prisión al hombre al que un jurado declaró el pasado 30 de octubre culpable de asesinato con los agravantes de alevosía y ensañamiento por matar a puñetazos y patadas a una mujer en Linares (Jaén) con la que mantenía una relación de pareja "incipiente".
La sentencia a la que accedido Europa Press a través del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) recoge, tal y como quedó establecido en el veredicto, el atenuante para el acusado de trastorno mental transitorio que "limitó levemente sus capacidades intelectivas y volitivas".
También señala que el acusado atacó a la mujer "de una manera totalmente inesperada, de forma sorpresiva" y "sin darle opción alguna a la posible defensa y motivado por el ánimo de acabar con su vida de forma violenta".
Además de la pena de prisión, se prohíbe al acusado entrar, permanecer o residir en Linares durante siete años por encima del cumplimiento de la pena de prisión. También se le imponen otros siete años de prohibición de comunicarse o acercarse a los tres hijos de la víctima. Por último, se le condena a un año de libertad vigilada consistente en la participación de programas formativos contra la violencia.
En concepto de responsabilidad civil se establece que indemnice en 100.000 euros a cada uno de los tres hijos de la víctima.
Los hechos ahora sentenciados se remontan a febrero de 2021 cuando la víctima, de 57 años, acudió a la casa del acusado, de 47 años, para ayudarle a instalarse puesto que se acababa de mudar en Linares.
Fue sobre las 3,47 horas del día 3 de febrero de 2021 cuando en la sala del 091 se recibió una llamada en la que se comunicaba la presencia del cadáver de una mujer en la calle Baños, junto a unos contenedores, y que presentaba síntomas de haber sido brutalmente agredida. Fueron los operarios de la recogida de basura los que alertaron a la Policía Local y ésta a su vez, dio aviso a la Policía Nacional.
Los agentes observaron un reguero de sangre que iba hacia la calle Santiago y tras seguir el rastro, los agentes entraron en un bloque del número 34 de la calle Santiago. Una vez allí, comprobaron que la sangre llevaba hasta un ascensor y, concretamente, hasta un segundo piso. Los policías llamaron a la puerta pero nadie abrió, por lo que solicitaron la presencia de los Bomberos para forzar la entrada.
Ya en el interior encontraron al detenido con la ropa manchada de sangre. Fue entonces cuando manifestó a los agentes que, efectivamente, había sido él.
El acusado durante el juicio celebrado en la Audiencia de Jaén negó haber mantenido una relación de pareja con la víctima y declaró que Benita "se merecía" lo ocurrido por "echarle la magia negra", aunque a preguntas de su abogada también dijo estar "muy arrepentido".
Relató que todo comenzó cuando la víctima le llamó "maricón" por el estado en que se encontraba la casa. "Me molestó que me dijera maricón por cómo tenía la casa. Yo no era un peluche para nadie", dijo el acusado, que afirmó también llevar 14 años con problemas de salud mental agravados por el consumo de alcohol.
Por su parte, los forenses que le examinaron determinaron en el juicio que el acusado "sabía y conocía" lo que hacía en el momento de los hechos, aunque no descartaron que pudiera haber sufrido "una crisis de control de impulsos" e incidieron en que en el momento de la exploración el acusado estaba "normal" y "no presentaba ningún tipo de patología".
Con todo ello, y escuchados en sala los testimonios de siete testigos, 14 policías y los peritos correspondientes, el jurado respaldó con su veredicto el planteamiento de la Fiscalía y la acusación particular, aunque también recogieron el atenuante de trastorno mental transitorio, tal y como había planteado la defensa, que desde un principio abogó por una condena por homicidio.