La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal itinerante que robaba joyas en España a personas de edad avanzada con el método del abrazo cariñoso y las enviaba a Rumanía, en una operación internacional en la que han sido detenidas seis personas en Madrid y Bilbao y otras dos en Rumanía.
Los ocho arrestados, de nacionalidad rumana, han entrado en prisión provisional -seis en España y dos en Rumanía- como presuntos responsables de los delitos de pertenencia a organización criminal, catorce delitos contra el patrimonio, uno de blanqueo de capitales y otro de receptación, según ha informado este domingo el inspector jefe de la Policía Álvaro Álvarez.
En el proceso se han tramitado varias órdenes europeas de investigación en Rumanía por parte del Juzgado de Instrucción número 3 de Gijón.
Los dos arrestados en Rumanía son los patriarcas del clan y líderes del grupo criminal y se encuentran en un proceso de extradición a España, según explica a EFE Álvarez, inspector jefe de Delitos Itinerantes de la Policía Nacional y coordinador del operativo desde la capital española.
La investigación, en la que ha colaborado la policía rumana, la Agregaduría de Interior en Bucarest y Europol, se inició tras detectar la presencia en Madrid de un clan familiar que presuntamente se dedicaba al hurto de relojes de alta gama y joyas a personas mayores con el método conocido como el abrazo cariñoso.
Esta modalidad delictiva consiste en la sustracción de objetos personales a través de un acercamiento aparentemente desenfadado, en el que los ladrones acarician y abrazan a las víctimas para robar al despiste.
Lo hacían de forma continuada y perfectamente organizada y estaban divididos en dos células radicadas en Madrid: una encargada de la ejecución de los robos y otra que recepcionaba el botín y lo trasladaba a Rumanía en viajes rápidos.
Los objetos iban a parar a los patriarcas del clan, que llevaban un alto nivel de vida, con un gran número de propiedades y vehículos de alta gama.
A pesar de estar afincado en Madrid, el clan había intensificado su actividad criminal durante los últimos meses en ciudades del norte de España.
Desde viviendas de seguridad normalmente ubicadas en entornos rurales, el grupo organizaba la logística y distribuía las zonas de influencia de los equipos de ladrones, que buscaban de manera autónoma a las víctimas.
La ejecución del robo se realizaba en parejas mixtas: la mujer entablaba conversación con las víctimas, las engatusaba con caricias y abrazos y sustraía las joyas o relojes mientras el hombre preparaba la huida en un coche.
“Son grupos cerrados de personas que se dedican profesionalmente a esto, con un horario: ellos tienen una hora de empezar a trabajar y de terminar en horario de mañana. El otro 'modus operandi' que utilizaban era la selección de sucursales bancarias para seleccionar víctimas y hacerse con efectivo cuando están haciendo disposiciones del mismo”, detalla el inspector.
En este caso, los ladrones lograban mediante tretas que las víctimas ordenaran retiradas de efectivo de hasta 800 euros para posteriormente robarlas al descuido.
“Era algo sistemático, cada día una y otra vez. La cantidad de efectivo que conseguían de esta manera, transformando el oro o receptando el oro o enviando esos relojes o artículos de joyería es elevadísimo, y es una forma de vida”, añade Álvarez.
Las investigaciones y vigilancias de los agentes han podido determinar que, de esta manera, la organización presuntamente habría cometido 14 acciones delictivas por todo el país, dos de ellas de manera violenta.
En paralelo, la otra célula tenía como cometido la recogida de los efectos sustraídos y el traslado a Madrid y el envío a través de empresas de paquetería ocultos en el interior de electrodomésticos.
En algunas ocasiones, para que el botín pasara desapercibido, fundían las piezas de oro para convertirlas en irrastreables.
Una vez identificados y localizados, los operativos procedieron a la su detención en las mencionadas localidades. Durante la operación se realizaron ocho registros en domicilios -tres en Madrid, uno en Bilbao y cuatro en Rumanía- y en un trastero alquilado en la capital donde almacenaban las joyas antes de enviarlas a los líderes del entramado.
En ellos, los agentes se incautaron de 40.000 euros en efectivo, 16.000 leis rumanos, 11 relojes –siete de ellos de alta gama-, teléfonos móviles y numerosas joyas.
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