Los dueños de gatos a menudo notan que sus mascotas vomita, con el estrés que ello provoca al felino y al asustado propietario/a. En muchas ocasiones, esto no es motivo de alarma, ya que puede deberse a razones menores como comer demasiado rápido o realizar actividades intensas tras alimentarse. Sin embargo, si los vómitos son recurrentes, podrían ser señal de un problema más serio que requiere atención veterinaria inmediata. El vómito crónico, que se prolonga durante días o semanas, puede estar relacionado con trastornos digestivos o enfermedades que afectan a todo el organismo.
¿Qué significa que un gato vomite?
El vómito es el proceso de expulsión forzada del contenido estomacal a través de la boca. Es importante diferenciarlo de la regurgitación, un fenómeno más pasivo donde el alimento regresa desde el esófago sin contracciones estomacales intensas. Cuando un gato está a punto de vomitar, suele presentar síntomas como salivación excesiva, lamidos constantes del hocico y movimientos de deglución repetidos.
Posibles causas del vómito en gatos
Existen diversas razones por las cuales un gato puede vomitar. En los casos más graves o persistentes, es fundamental que un veterinario determine la causa específica para aplicar el tratamiento adecuado. Algunas de las razones más comunes incluyen:
- Bolas de pelo.
- Comer con demasiada rapidez.
- Cambios bruscos en la alimentación o introducción de un nuevo alimento sin una transición adecuada.
- Consumo de alimentos en mal estado, sustancias tóxicas o cuerpos extraños.
- Alergias, intolerancias o sensibilidades a ciertos ingredientes alimentarios.
- Infecciones gastrointestinales causadas por virus, bacterias, hongos o parásitos.
- Enfermedad inflamatoria intestinal.
- Presencia de tumores en el sistema digestivo u otros órganos.
- Enfermedades sistémicas que afectan a órganos como los riñones, el hígado, el páncreas o la tiroides.
Vómitos de bilis en gatos
Un gato puede expulsar bilis, una sustancia amarilla producida por el hígado, cuando su estómago está vacío durante un tiempo prolongado. Esto puede deberse a problemas como alteraciones hepáticas, enfermedades endocrinas o causas más simples como bolas de pelo o malestar gástrico. Si los episodios se vuelven frecuentes, es imprescindible visitar al veterinario.
¿Cómo tratar los vómitos en gatos?
Si tu gato vomita de forma aislada, observa si muestra otros signos de enfermedad como fiebre, apatía o diarrea. Identifica cualquier posible causa, como la ingestión de objetos extraños, y retira la comida durante unas horas.
- Proporciónale acceso continuo al agua y fomenta que beba.
- Si no vuelve a vomitar, ofrécele pequeñas cantidades de comida.
- Mantén esta rutina durante un día y, si no hay más episodios, reanuda su dieta habitual.
- Evita administrar medicamentos humanos sin la autorización de un veterinario.
¿Cuándo buscar ayuda veterinaria?
Debes acudir al veterinario si el vómito es persistente o si tu gato presenta alguno de los siguientes síntomas:
- Presencia de sangre en el vómito.
- Sospecha de ingestión de sustancias tóxicas.
- Fiebre o apatía.
- Intentos de vomitar sin éxito.
- Dolor evidente.
- Encías amarillentas o pálidas.
Dietas específicas para gatos con vómitos
Si el gato presenta vómitos recurrentes, una alimentación especializada puede ser beneficiosa. Los alimentos ideales suelen incluir:
-Ingredientes altamente digestibles para facilitar la tolerancia y reducir la carga del sistema digestivo.
-Fuentes limitadas de proteínas, minimizando el riesgo de alergias o reacciones adversas.
-En caso de alergias alimentarias, el veterinario podría recomendar una dieta hipoalergénica basada en proteínas hidrolizadas. Estas proteínas han sido descompuestas para evitar reacciones alérgicas.
Para gatos que vomitan debido a bolas de pelo, es útil proporcionarles una dieta rica en fibra que facilite el tránsito intestinal y reduzca la formación de estas acumulaciones y/o añadir la malta en su comida.
Consulta a un profesional
Siempre es importante buscar el consejo de un veterinario para determinar la dieta más adecuada y garantizar el bienestar de tu gato. Una intervención oportuna puede marcar la diferencia en su salud.
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