No está pasando por un buen momento el Chipiona CF. Tras las derrotas enlazadas ante Guadalcacín y Trebujena, ahora los azules han dado con la cara en la lona una vez más. Esta vez, ante el CD Rota, en la que ha terminado siendo una derrota realmente dolorosa. Porque, aunque se volvió a marchar a casa de vacío, lo que realmente afectó al equipo es la manera en la que se dio ese nefasto resultado. Otra vez mostrándose claramente inferior a su rival. Otra vez recibiendo un saco de goles. Cuatro en este caso encajó en el Estadio Antonio Pazos ‘Monago’ que ofrecen un decepcionante balance de once goles recibidos en contra en los últimos tres partidos. 18 en total para un equipo tan solo superado en esta faceta por el Bazán, que ha recibido uno más en lo que llevamos de temporadas. Demasiados para pensar en la idea de mantenerse en Primera Andaluza. Por eso, no es ninguna sorpresa que el Chipiona CF, actualmente, se encuentre en puestos de descenso. Es esta alarmante debilidad defensiva lo que le ha arrastrado hasta ahí. El pesado ancla que le ha hundido hasta el fondo de la tabla. Hasta la penúltima posición.
Estas carencias defensivas salieron de nuevo a relucir en el encuentro ante el líder de la competición, el CD Rota que, aun sin contar con sus dos futbolistas más determinantes en ataque como son Álex Bernal y Joselito Pérez, creó un daño demoledor a una línea defensiva que hacía aguas por todas partes. Los laterales del equipo local, tanto Juanlu como Sambruno, ganaban línea de fondo con demasiada facilidad, superando a los defensores azules tanto en acciones individuales como a través de balones filtrados a la espalda. Lo cierto es que la defensa del Chipiona no estuvo nada acertada. Tampoco el portero. Ricky, que partió como titular ante la ausencia por lesión de Andrés, erró en un despeje, entregándole el balón al Rota en una posición muy cercana a su área. José Rodríguez no desaprovechó el regalo y definió con clase para conceder la ventaja a los verderones. El delantero roteño iba a ser el gran protagonista del encuentro. Su segundo gol, que llegó diez minutos después, fue de auténtico crack. Picadita por encima del portero, que tocó en el larguero antes de entrar. Una definición refinada, absolutamente fenomenal, aunque lo mejor fue el regate anterior en el interior del área para zafarse del defensor y acomodarse la pelota. Una verdadera genialidad del chaval.
Así, con un 2-0 en contra en el marcador se marchó el Chipiona al descanso, y con el pensamiento inquieto sobrevolándole la cabeza de qué hubiera pasado si Mochón no hubiera fallado el mano a mano contra el portero local prácticamente en una de las primeras acciones del partido. Esa ocasión fue prácticamente la única que tuvo en toda una primera mitad, donde luchó contra un viento intenso en contra y un buen Rota que le cortó lo poco que propuso de cara al arco rival.
Tampoco creó demasiado tras el descanso. Continuó empeñado en lanzar balones a la espalda de la defensa, pero siempre sin resultado ante la seriedad mostrada por la defensa de un Rota. Una línea de tres centrales, formada por Manu Macías, Carlos y Carmelo, que lo cortó absolutamente todo. Una defensa acertada, como también lo fue su ataque. El Rota, con una voracidad insaciable, fue con todo en busca del tercero. Cada vez que pisaba territorio defendido por los azules, lo hacía con la sensación de que algo podía pasar. Y, en una nueva indecisión atrás, Cunete marcó el gol de la sentencia. Ante el desacierto del Chipiona para sacar el balón, metió la puntera de la bota para enviar el balón al fondo de la red. Aun así, pese a que sus opciones en el encuentro eran cada vez más reducidas, los de Álvaro Zarazaga trataron de reaccionar. El técnico chipionero buscó soluciones desde el banquillo. Entró Jesús Neva. También Miranda, Quini y David Lorenzo. El capitán contó con una buena ocasión para tratar de maquillar el resultado con una falta desde fuera del área, nada más pisar el césped del Antonio Pazos ‘Monago’.
Realmente, a estas alturas de la contienda, el balón parado era la única manera que se le presentó al Chipiona CF como factible para tratar de superar a Luis Alvarado que, en esta ocasión, no tuvo que esforzarse demasiado para capturar el balón, que le llegó manso tras ser repelido por la barrera. Las sucesivas oportunidades desperdiciadas y la falta de control desde el centro del campo, que nunca terminó de imponerse, deterioraron enormemente la moral de un Chipiona que, al final, terminó concediendo el cuarto. Un gol que cayó casi que por su propio peso. Un centro servido desde la banda acabó en los pies de José Rodríguez en el interior del área. Nuevo fallo defensivo que permitió un control demasiado cómodo para el delantero roteño que, en un día donde todo le estaba saliendo de cara, no perdonó. No remató de primeras, sino que, con toda la calma del mundo, dribló a un primer contrario de manera exquisita para terminar alojando el cuero en el fondo de la portería, lejos del alcance de Ricky con un remate tan sutil como certero. Ahí se puede decir que puso la puntilla el Rota.
Con los tres puntos amarrados de forma virtual, el entrenador local, Jero Osorio, dio entrada al portero suplente, Nico, en una clara intención de hacer a todos partícipes de un triunfo sensacional. Los cambios, en el lado del Chipiona, por el contrario, tenían una finalidad totalmente distinta. Buscar piernas de refresco y claridad de ideas entre tantas dudas y desgaste. La entrada de Alberto Santos pareció crear algo más de impacto, al menos, lo suficiente como para generar una última ocasión. Con todo a su favor, buscó superar al portero rival por arriba. Nico, muy atento, le leyó la intención. Ese, además de un disparo a la media vuelta de Mochón que se terminó marchando desviado, fue uno de los pocos acercamientos de un Chipiona en una segunda mitad que acabó con una nueva decepción.
“La segunda parte se nos hizo muy larga”, comentó posteriormente ante los medios, Álvaro Zarazaga, uno de los señalados tras esta nueva derrota, como suele ocurrir en todos los equipos con la figura del entrenador cuando las cosas no marchan del todo bien. “Me marcho dolido por la situación. Es verdad que el equipo ha pecado de no tener la mentalidad para superar adversidades cuando las cosas no salen. Esa es la idea que estamos intentando inculcar a los jugadores, ya que muchos son jóvenes”, expresó. Jóvenes, sí, pero también ambiciosos. Por ello, pese a estar tocado, el Chipiona no está ni mucho menos hundido. Un único punto es lo que le separa del Taraguilla; equipo que marca la permanencia, que es el objetivo de los azules en esta complicada Primera Andaluza. Desde el vestuario se muestran optimistas para tratar de darle un vuelco a la situación. El próximo partido, ante un directo rival como el Ciudad de Cádiz, será crucial para intentar sumar una victoria y escapar de los puestos de descensos, donde ahora mismo se encuentra atrapado.
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