Notas de un lector

En el corazón del laberinto

La edición de “Nunca regreses en invierno” (Medulia. A Coruña, 2024) acerca un nuevo poemario de Juan Massana (1950)

Publicado: 11/11/2024 ·
19:21
· Actualizado: 11/11/2024 · 19:21
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Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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La edición de “Nunca regreses en invierno” (Medulia. A Coruña, 2024) acerca un nuevo poemario de Juan Massana (1950). En esta ocasión, el artista catalán se vale de sucondición de pintor y poeta para trazar un sugestivovolumen que da sentido y trascendencia a la esencia de su lectura. Vertebrado como un cántico unitario, los poemas van poblándose de “mástiles y cubiertas”, “de cabos y cuerdas”, “de ángeles y lluvias”…desde donde lo indecible toma cuerpo y se hace posibilidad y esperanza: “No supe llegar a ti para alcanzarte./ No reconocí el instante/ que franqueaba todas las respuestas/ y así pasaron todos mis días,/ sólo atento a la belleza/ y a sus consecuencias”.

En este conjunto, se halla insertada una honda consciencia creativa queaúna tradición y modernidad y desde la que se vehicula un personalísimo collage. Frente a él, el yo lírico entrelaza fragmentos de su vívido acontecer través de una poderosa semántica que acaba siendo latente pincelada, memoria última: “Somos lo que recordamos./ Recordamos/ sobre el poso incierto de lo que creemos ser./ Creemos ser/ lo que afirman viejas fotografías/ y sobremesas familiares -que repitiéndose-/ se esfuerzan en hacer cierta nuestra historia”.

Una buena parte de cuanto rodea el decir de Juan Massana esta impregnado de amor. Un amor derramado al par de sus múltiples tipologías y del que nace una revelación capital: la manera en que su intimo discurso experimenta espacios muy próximos a la conciencia lectora. Porque su verso se orilla en la añoranza, en la tristura, en la caricia, en el sentimiento…, en todo aquello, al cabo, que se perpetúa   por su misma perdurabilidad : “No conocí el deseo. Lo inventé por ti./ Porque entre el amor real y la invención del amor/ no hay verdad. Hay relato (…) Y en el corazón del laberinto/ en esa glorieta sofocada aún por la belleza sin desbrozar/ mi pequeña verdad frente al infinito vacío de tus ojos”.

Este mundo visible, almado, se modula a través de una cromática expresividad que relaciona las partes de un todo sucesivo, de una resonancia de sólido anclaje. Sabedor de que su ámbito sensible conjuga exactamente con su esencia identitaria, el autor barcelonés se afana en que cada palabra signifique y responda a la hilera de preguntas que ocupan su ser: “¿Para qué la victoria”; “¿Cuándo/ dejaron de importar las ardientes cenizas?”; “¿Qué sentido tienen/ los sueños no recordados?”; ¿Así qué es esto el Paraíso?”.

En estas líricas estampas de Juan Massana caben, a su vez, la fragilidad de los instantes, el revés de los naipes, la sitiada ciudad de los poetas, el desamparo de unos labios, la melancolía de los narcisos o las dudas y deseos que hacen de su poesía una “sima infinita” de sombras y luces corazonadas: “Como en una inesperada resurrección/ despertaremos en el puerto del que partimos”.

En suma, un libro que se miraen la naturaleza de su ulterior significado, en la fe de la belleza y la memoria, en la síntesis empírica de cuanto roza la brevedad de nuestro existir: “Hoy, al aba zarparemos hacia el final del mundo (…) Amor mío, no impacientes la inquietud de la espera porque/ sólo aquí nos reconocemos como nuestro propio destino”.

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