Los partidarios de la vicepresidenta y candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, reunidos en su cuartel general para seguir las elecciones generales sufrieron un vaivén emocional con malas perspectivas: de la confianza del principio al desaliento final.
La Universidad de Howard, la misma en la que se graduó en Ciencias Políticas y Economía en 1986, lo tenía todo preparado para, si no cantar victoria, sí cerrar la jornada con la confianza en una delantera clara frente al exmandatario Donald Trump (2017-2021), desde gigantes banderas nacionales a un público joven y entusiasta.
Pero a medida que se alargaban la noche y la ventaja republicana se acabaron los bailes con los que comenzaron la tarde y comenzó una atención constante a las grandes pantallas desde las que la cadena CNN iba informando del recuento.
El mapa de los 50 estados del país se fue tornando de rojo republicano y aunque la esperanza estaba puesta en los siete decisivos - Wisconsin, Míchigan, Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Arizona y Nevada - también en estos el magnate neoyorquino se situó al frente, con una victoria ya asegurada en Carolina del Norte y Georgia.
Pasadas las doce y media de la noche, cuando mucha gente ya había abandonado el recinto, la perspectiva de ver a Harris en persona se tornó en decepción y augurio de malas noticias. En el escenario apareció un portavoz de la campaña para anunciar que su comparecencia se cancelaba y se posponía al miércoles.
"Todavía tenemos votos por contar. Todavía hay estados que aún no han sido decididos. Seguiremos luchando durante la noche para asegurarnos de que cada voto se cuenta, de que cada voz ha hablado. Así que no habrá noticias de la vicepresidenta esta noche, pero sí mañana", dijo.
Para entonces las gradas instaladas en un espacio que estuvo gran parte de la velada pendiente de la retransmisión del escrutinio ya se habían vaciado.
"Me da un poco de pena que no haya habido resultados esta noche, pero aún hay tiempo. Todavía hay recuento de votos, así que esperemos que las cosas cambien mañana o pasado", dijo a EFE Dwayne Johnson, uno de los muchos que dio la jornada por cerrada antes de tiempo porque al día siguiente tenía que trabajar.
En ese momento Trump estaba en cabeza con 247 de los 270 compromisarios del Colegio Electoral que se necesitan para declararse ganador. Harris, según las proyecciones de los principales medios estadounidenses, sumaba 210.
Entre los presentes no todo el mundo estaba dispuesto a tirar la toalla. "Sé que parece que será Trump, pero sigo pensando que es pronto", dijo a EFE Xavier Rodriguez, estudiante de Ingeniería Mecánica de 19 años en Howard.
Howard tiene en Harris a su exalumna más ilustre y había orgullo entre los asistentes por haber pisado sus mismos pasillos. Esa institución es conocida como una de las universidades históricamente negras de EE.UU., aquellas que fueron establecidas durante la época de la segregación racial, y hoy en día es donde se gradúa un mayor número de doctorados afroamericanos de todo el país.
"Ella aprendió aquí lo que significa ser decidido, lo que significa tener un gran carácter y, lo más importante, lo que significa tener el tipo de liderazgo que puede lograr", señaló a su vez Myles Hollingsworth, de 20 años y que este 2024 había votado por primera vez.
Con el jarro de agua fría de Harris se repitió una escena que ya se vivió en 2016, año en el que la candidata demócrata frente a Trump fue Hillary Clinton. También habló al día siguiente, para decir que ella estaba tan decepcionada como sus seguidores.
"Pensaba que estar aquí iba a ser especial, un momento histórico. Todavía lo es", recalcó Johnson, que había viajado desde Pensilvania en coche expresamente para seguir el desenlace de la noche y escuchar en directo a la candidata que todos esperaban ver en enero en el Despacho Oval.
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