De la incertidumbre a la luz. De la oscuridad a la más absoluta brillantez. Así es como han trascurrido estos tres días para la historia en la hermandad de la Estrella que empezaba con un traslado temeroso mirando al cielo por la lluvia y con la DANA y todos los fallecidos que ha dejado a su paso en la mente. Unos fallecidos por los que se ha rezado y mucho a lo largo de estos tres días, poniendo en las manos de la Virgen, todas las oraciones posibles así como la llegada de sus almas al cielo. La presencia de la Virgen en la calle, siempre reconforta las almas de quienes más lo necesitan.
El pasado sábado estaba todo dispuesto en los aledaños de la Catedral como si de un Domingo de Ramos se tratara. Por la mañana, la Virgen del Socorro cuajó un gran traslado en el que ni siquiera las horas intempestivas, pudieron con las ganas de ver palios en la calle y por la tarde, el cielo azul, la Virgen de la Estrella en su palio de Garduño y la banda de la Oliva de Salteras. Estaba absolutamente todo. Solo faltaba la calle San Jacinto, que llegaría posteriormente.
La comitiva llegó a buen ritmo a la Capilla de la Piedad de la hermandad del Baratillo, donde sonó un homenaje a la ciudad de Sevilla a los sones de Albéniz y su famoso ‘Sevilla’. Un momento de gran calidad artística que estaba previsto para la visita al Ayuntamiento del pasado jueves que finalmente no se produjo; sin embargo, el público que se encontraba en el barrio del Arenal no supo apreciar lo suficiente.
Contra todo pronóstico, la Virgen de la Estrella llegó puntual a la Capilla del Puente de Triana, donde todo su barrio la recibiría con cohetes, alegría y petaladas; especialmente en la calle Rodrigo de Triana, donde el público se agolpó con más ganas que nunca para ver a la dolorosa trianera. Tras esto, los saludos a la hermandad del Rocío de Triana, la comunidad salesiana y la hermandad de San Gonzalo, siendo este último un momento culmen de la procesión. La hermandad madrina devolvía el saludo de todos los Lunes Santo a su corporación ahijada con la Virgen de la Salud en la puerta de la parroquia y ataviada con ajuar de la Virgen de la Estrella.
Una vez terminadas las visitas, tocaba recorrer la calle San Jacinto de vuelta visitando a todos esos vecinos que se sienten parte de ese orgullo que tienen en su calle, pero que no la ven pasar por sus casas todos los Domingo de Ramos. Era el momento de tenerla más cerca que nunca en una Salida Extraordinaria cómoda, sin retrasos y con una dolorosa que ante tanta crudeza vivida en los últimos días, estaba brillando para calmar las zozobras en todo nuestro país.
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