Recién estrenado su centenario, la radio -la querida abuela, como acuñó el periodista José Monforte para hablar de Radio Cádiz de la Cadena SER en su noventa aniversario- ha vuelto a demostrar su mayúscula utilidad. Durante la última semana, las ondas han trascendido de la función informativa que recorre la radio hasta el tuétano y de su compromiso imperturbable de ser el espejo de la sociedad a la que sirve contándola a diario, entreteniéndola e incluso formándola de criterio en los grandes debates y en los pequeños asuntos de nuestra vida cotidiana. A todo ello, los grandes programas de radio -independientemente de su cobertura nacional, regional o local- han protagonizado un papel formidable al ponerse al servicio de la ciudadanía y de la vida de los más vulnerables.
Al igual que con las peores olas de la pandemia, la radio ha vuelto a embutirse en su traje de servidora pública hasta el punto de erigirse -ante el efecto devastador y apocalíptico de la Dana- en una herramienta indispensable más para salvar vidas o para favorecer rescates, para comunicar familiares entre sí en situaciones muy adversas en las que las coberturas y las telefonías se habíancaído. Hay numerosos testimonios de supervivientes al borde de la tragedia y de familiares angustiados gritando por las ondas sus coordenadas para no convertirse en víctimas de la mayor gota fría que ha azotado España en su etapa reciente.
Las emociones han empapado de lágrimas de aliento y de suspiro los diales, han inundado de esperanza a quienes les sorprendieron las riadas y han alertado de los embates del temporal a los ciudadanos ajenos al peligro que corrían, suplantando así en más ocasiones de las debidas el rol institucional de avisos que nunca llegaron o lo hicieron tarde por parte de algunas administraciones públicas.
Y todo este causal de solidaridad radiofónica tiene muchas recompensas: las vidas salvadas, la compañía en momentos de desesperación y angustia, y el agradecimiento de oyentes pegados a su transistor o a su app radiofónica. “Estoy emocionada con las historias que estáis contando. Muchas gracias por todo lo que estáis haciendo”, acertó a decir días atrás con la voz entrecortada por la emoción Beatriz, una mujer valenciana conmovida por el caos y el dolor al director de Hora 25, Aimar Bretos. Es solo un ejemplo de los miles de agradecimientos de los oyentes a los numerosos programas de radio de nuestra querida abuela.
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