En el mes de octubre tan solo 990 camiones con ayuda entraron en la Franja de Gaza, el número más bajo en todo 2024, según datos de la ONU, lo que aumenta el riesgo de hambruna pese a la advertencia del Gobierno de EE.UU. de limitar el apoyo militar a Israel si la llegada de asistencia humanitaria no mejoraba.
Se trata de menos del 25 % de la ayuda promedio que entraba en la Franja en meses anteriores, según un análisis de EFE con los datos de la ONU sobre el volumen de suministros llevados a almacenes dentro de Gaza o puestos a disposición de las agencias o personas necesitadas.
En lo que va de año, marzo fue el mes en el que Israel permitió la llegada de más camiones con 4.993. Pero incluso comparado con febrero, cuando accedieron solo 2.874 -muy similar a septiembre-, la ayuda de octubre representa casi un tercio de esa cifra, lo que dificulta la supervivencia de cientos de miles de gazatíes, sobre todo, en el incomunicado militarmente norte de Gaza.
El pasado 13 de octubre, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, en una carta dieron 30 días a Israel para "aumentar todas las formas de asistencia humanitaria" en la franja y "poner fin al aislamiento del norte de Gaza" de inmediato.
De nuevo ayer, Blinken reiteró, en una rueda de prensa junto a Austin en Washington, que los progresos logrados son "insuficientes", y aseguró seguir trabajando a diario para que Israel garantice que la ayuda llega "a las personas que la necesitan en Gaza".
Sin embargo, en las dos semanas antes de la carta estadounidense 458 camiones entraron en la Franja, cifra que aumentó a 486 en las dos semanas siguientes, del 14 al 27 de octubre. En la misiva, EE.UU. demandaba un mínimo de 350 camiones diarios.
Norte de Gaza al límite
“Toda la población del norte de Gaza está en riesgo de morir”, alertó en X el pasado 26 de octubre Joyce Msuya, subsecretaria general en funciones para asuntos humanitarios y coordinadora de la ayuda de emergencia de la ONU.
Tres días antes, oenegés en el terreno -entre ellas la israelí Gisha o la palestina Adalah- ya habían demandado ante el Supremo una orden urgente para que Israel aumentase la entrada de ayuda y cumpliera con su obligación, como potencia ocupante, de atender las necesidades de la población civil gazatí según el Derecho Internacional Humanitario.
En la respuesta a su petición, Israel admitió que durante varias semanas no había facilitado ninguna “coordinación de movimientos” hacia el norte de la Franja de Gaza, detalló Gisha, y que la ayuda seguía bloqueada en el abarrotado campamento de Yabalia por "necesidades militares".
"Pedimos al Tribunal que se pronuncie y ponga fin al uso del hambre como arma de guerra", denunciaron fuentes de Gisha, en conversación telefónica con EFE.
Elad Goren, alto funcionario del COGAT, organismo militar israelí que gestiona asuntos civiles en los territorios palestinos ocupados, confirmó en una rueda de prensa la semana pasada que la entrega y distribución de ayuda en el norte, donde Israel mantiene una mortífera ofensiva terrestre, se había limitado a la ciudad de Gaza.
Dijo, además, que como en Yabalia la población estaba siendo evacuada quedaba ayuda "suficiente" para las personas restantes, y afirmó de forma engañosa que en las urbes colindantes de Beit Hanoun y Beit Lahiya ya no había "población".
"La situación en el norte de Gaza es apocalíptica. La zona lleva asediada casi un mes, sin recibir ayuda básica ni suministros vitales, mientras continúan los bombardeos", denunció ayer el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, junto a otras 14 organizaciones humanitarias y de las Naciones Unidas.
"Se debe facilitar ayuda humanitaria e instamos a todas las partes a que proporcionen acceso sin trabas a las personas afectadas", urge el comunicado, que insta a un embargo de armas y un alto el fuego duradero, mientras el ultimátum dado por EE.UU. expira en diez días.