El Centro de Quemados del Hospital Libanés Geitaoui en Beirut, el único especializado del país, está lleno hasta los topes de heridos causados por los bombardeos israelíes. Lleva así sin descanso desde que el Estado judío intensificara sus ataques en el Líbano hace ya un mes.
En la Unidad de Quemados original, en el sótano del hospital, hay nueve camas para los pacientes más críticos. Sin embargo, dado el nivel de necesidad, han habilitado también una segunda ala en la planta baja que acoge a otros menos graves o que han superado la peor fase del tratamiento.
Cirujanos plásticos, reanimadores, especialistas en enfermedades infecciosas, fisioterapeutas, farmacéuticos clínicos y psicólogos trabajan a todas horas para atender a los quemados ingresados en el centro, entre los que esta mañana hay un bebé de menos de dos años y otros dos menores.
"Siempre estamos con la capacidad completa, tan pronto como tenemos una cama disponible nos solicitan el Ministerio de Salud Pública u otros hospitales del Líbano, sean en Beirut o regiones periféricas, para transferirnos pacientes", explicó a EFE el director médico del hospital, Naji Abi Rached.
Afirmó que en el último mes de emergencia han aumentado su capacidad al "máximo" posible, pasando de nueve camas a 25.
"Es un aumento de la capacidad de un 130 % y pese a ello aún tenemos demanda. Por supuesto, son tiempos de crisis en el Líbano, la única forma de frenar la demanda y los heridos es que pare el fuego", zanjó el director.
Un mes al máximo
Todo empezó el pasado 16 de septiembre, cuando miles de aparatos buscapersonas en manos de miembros del grupo chií Hizbulá explotaron simultáneamente en diferentes áreas del Líbano. Un día después, se produjo una segunda oleada de detonaciones en aparatos de comunicación por radio.
Desde que recibieran a los primeros pacientes durante aquella crisis, la alta demanda no ha cesado, pues pocos días más tarde Israel inició una intensa campaña de bombardeos contra el país que deja ya cerca de 2.000 muertos y millares y millares de heridos, según datos oficiales.
"Con los ataques contra el Líbano, hemos estado recibiendo gente directamente quemada o de explosiones o cualquier tipo de heridas", indicó Abi Rached.
El director médico explicó que las quemaduras son una "condición muy seria" y que el pronóstico de los pacientes es directamente proporcional al área del cuerpo afectada, por lo que "el resultado es muy malo" para cualquiera con más del 80 % quemado.
"Y desafortunadamente tenemos muchas de esas personas", lamentó.
Según el cirujano plástico Ziad Sleiman, parte del equipo a cargo de la unidad, antes de ser trasladados aquí, la mayoría de los pacientes reciben atención primaria en hospitales del sur y este del país, donde se concentran los bombardeos.
Una vez en el Hospital Geitaoui, su tratamiento dependerá de la superficie del cuerpo quemada -en la mayoría de los casos de entre el 40 y 50 %- y de la profundidad, muchos de ellos con quemaduras de tercer grado y una menor cantidad de segundo grado.
"Un día sí, uno no, ponemos vendajes con Flamazine (crema antibacteriana), cambiamos las gasas, cambiamos las vendas. Y los pacientes que necesitan intubación y anestesia general los mantenemos entubados hasta que su condición mejore", apuntó Sleiman a EFE.
Estos son casos de quemaduras "complicadas", con infecciones, traumatismos o entubados tras haber inhalado humo durante los ataques sufridos.
Contra las cuerdas
El gran número de víctimas causado por los ataques israelíes ha puesto contra las cuerdas al sistema sanitario libanés, ya debilitado debido a las consecuencias de una grave crisis económica iniciada en el país hace cinco años.
Para los hospitales capitalinos, a ello se suma la llegada de buena parte de los 1,2 millones de desplazados provocados por los bombardeos, personas que ya no pueden acudir a sus centros médicos habituales.
"Tenemos una presión más sobre todos nosotros, porque hay personas con enfermedades crónicas como las que requieren hemodiálisis o pacientes con cáncer que necesitan quimioterapia. Incluso las embarazadas, hacemos el seguimiento de su estado", adujo Abi Rached.
El director médico "no cree" que las autoridades libanesas cuenten con los medios necesarios para ayudar a hospitales privados como el suyo a "sostener" su trabajo, por lo que estas instituciones necesitan financiación urgentemente.
Mientras que los pacientes de la Unidad de Quemados requieren tratamientos "mínimo" de entre cuatro a seis semanas, solo en la primera noche tras las explosiones de los buscapersonas el centro hospitalario realizó una treintena de intervenciones quirúrgicas.
Son tratamientos "muy costosos", en palabras de Abi Rached, por lo que están aceptando donaciones a través de su página web.
"Para que el hospital pueda seguir haciendo su misión se requerirá un montón de ayuda", concluye.
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