Cuando la crisis no sabemos si ha tocado fondo porque no sabemos si lo tiene y ya ni siquiera nadie pronostica remontada ni brotes verdes, y bancos, cajas y, en general, entidades financieras, no solo no abren el caudal para reactivar la economía sino que en muchos casos son objeto de posibles intervenciones porque en su momento lo hicieron mal, trasciende esta semana el sueldo fastuoso que presumiblemente percibe el presidente de Cajasol, Antonio Pulido, que entre fijo e incentivos parece que se embolsa anualmente dos millones de euros. Y digo parece porque desde la caja andaluza ni confirman ni desmienten ni, como sería lógico en una entidad transparente, publican la cantidad exacta para evitar que la bola crezca. Deberá ser el consejo de administración, donde hay representación de todos los partidos políticos y de los sindicatos mayoritarios, quien pregunte sobre cuánto gana Pulido, al que no debe hacerle la menor gracia que el debate circule libremente.
La verdad es que todo esto no sirve de mucho para mejorar la deteriorada imagen de Banca Cívica, cuya cúpula directiva parece en entredicho por los estratoféricos sueldos y, sobre todo, por un tren de vida que en nada es proporcional con las cuentas que arrojan ni con el momento actual. Tanto que, según se dice, estos presidentes podrían cobrar casi el doble que otros de entidades bancarias más importantes y con mejores resultados. Resulta llamativo que en el mundo de hoy que hay control para casi todo y que el ciudadano de a pie no puede circular a más de 110 por hora, no existan radares para controlar despropósitos como el que a todas luces sería este de confirmarse. Aunque, de entrada, quien calla otorga.
Son secretos muy bien guardados, y hay muchos. Va siendo hora de que de una vez por todas y para la sanidad y repunte de esta deprimida sociedad comencemos a desvelar alguno de ellos. Y si no hay temor en reconocer la verdad, nada mejor que decirla. Y conste que no se cuestiona si lo merece o no pero estarán conmigo que tanto secretismo resulta muy llamativo.